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04.02.2015

Cómo acoger en la Diócesis a los divorciados y separados

Mañana, seis de febrero, finaliza el plazo para inscribirse en el ciclo que comenzará el próximo martes, día 10. Se trata de una formación que tiene como objetivo preparar a agentes de las distintas Unidades Pastorales para la acogida de personas en estas situaciones y de sensibilizar a la comunidad cristiana. El curso está dirigido a presbíteros, seminaristas, agentes de Pastoral Familiar y separados – divorciados.

En la Diócesis de Bilbao son tres las instituciones que acompañan a las personas separadas o divorciadas: Pastoral Familiar, Lagungo y el Tribunal Eclesiástico. En el seminario de formación que comenzará la semana que viene, se pretende dar a conocer el trabajo que se está realizando en este ámbito en la Iglesia de Bizkaia. Por otra parte, se profundizará sobre el Magisterio de la Iglesia en este tema. Con ese motivo, la charla inaugural, estará a cargo de Fernando García (Delegado de Pastoral Familiar y Director del Centro de Orientación Familiar de Valladolid).
El ciclo constará de siete sesiones. Las dos primeras se realizarán este mes y la última el 1 de junio. El responsable de Pastoral Familiar, Fran Albalá, destaca el trabajo en red que se está realizando desde las tres instituciones y lo que significa esta labor a la hora de acompañar mejor a las personas que se encuentran en estas situaciones. «El curso pretende ofrecer algunas claves para realizar mejor esta tarea».
Talleres de inicio del curso
Uno de los talleres que se realizó en septiembre, con el comienzo del curso en la Diócesis, se centró en el tema de las personas separadas y divorciadas. Los participantes plantearon la necesidad de una pastoral específica para divorciados y familias rotas. Dirigió el encuentro Ramón Ollé, colaborador de la Delegación Diocesana de Pastoral Familiar de Barcelona y en la entrevista publicada en la revista diocesana (Alkarren Barri, pág. 20), explicaba su experiencia en ésta tarea. «Cuando la gente rompe su vida familiar se genera una gran crisis personal, hay que recomponer la propia estimación. Nuestra labor se limita a aconsejar y explicar si el matrimonio es válido o no y, por supuesto, a acompañar a esas personas».