El obispo de Bilbao ha presidido el funeral de cuerpo presente junto al obispo emérito de San Sebastián Juan María Uriarte, el obispo de Vitoria-Gasteiz, Juan Carlos Elizalde y el obispo emérito del Vicariato Apostólico de Aguarico, Esteban Sádaba; el vicario territorial, José Agustín Maiz y varios sacerdotes y misioneros de las tres diócesis. Previamente, alrededor de las 12 h., han colocado la capilla ardiente en el mismo templo. Ayer, sus más allegados le velaron en el tanatorio de Durango. Allí recibieron la visita de D. Ricardo Blázquez, quien les manifestó que hoy no podía estar en el funeral, pero quiso despedirse de D. Bittor con quien mantuvo una buena relación durante su episcopado en Bilbao.
Han sido muchas las muestras de condolencia que han recibido los familiares de D. Bittor desde el martes 24, día en el que falleció. “Estuvimos cantando y rezando junto a él hasta el último momento y tras recibir la unción de manos de D. Mario, falleció en paz”, relataba su sobrina, Marga Unzalu.
El papa Francisco ha enviado sus condolencias a la familia de don Bittor. Han expresado también su pésame desde tierras ecuatorianas al obispo de Bilbao – encargado de Misiones de las tres Diócesis vascas- los prelados de Babahoyo, el Secretario General de la Conferencia Episcopal de Ecuador y el emérito de Machala.
Una persona humilde y sincera
Sus más allegados y las personas con las que convivió en la comunidad misionera de Urkiola han destacado la profunda espiritualidad del obispo que fue “humilde y sincero”. Pero también “ágrafo, reflexivo y de dicción fácil y abundante”, tal y como le definía su gran amigo Joseba Legarza, con quién seguro se encuentra ahora D. Bittor.
26.04.2018
D. Bittor descansa en la paz de Urkiola
Con sobriedad y sencillez , rodeado de su familia y amigos - como a él le hubiera gustado- se ha celebrado el funeral por D. Bittor Garaigordobil. El santuario de Urkiola, templo en el que el obispo dimisionario de los Ríos ofició misas durante más de tres décadas, ha estado repleto de fieles que han querido rendirle una sentida despedida religiosa.