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19.09.2013

“Debemos ir de la mano”

Esta semana han comenzado los cursos de formación para las catequistas de la Diócesis. En Bizkaia son unas 1.400 las catequistas que atienden a 14.000 niños y niñas. Mañana, se ofrecerá un curso en las Vicarías IV-V, en Larrea. El próximo martes y miércoles las destinatarias serán las que atienden en las Vicarías III y VII. El Obispo participará el día 25. Se ofrecerá su intervención en directo por barria tb.

¿Las catequistas demandan formación?
Los cursos se plantean con tres pretensiones principales: motivar y propiciar encuentros, formar sobre algún tema de carácter general que interese a la mayoría y para presentar los últimos recursos o novedades editoriales impulsadas desde la Delegación de Catequesis. Este año, por ejemplo, estamos presentando las guías didácticas que comenzamos a elaborar inter diocesanamente, hace tres años.
¿Qué aportan los nuevos materiales?
En estas nuevas guías se ofrece material también para las familias, de modo que puedan trabajar simultáneamente en casa los temas de la catequesis. El trabajo de la parroquia es más grupal y las tareas más individuales se dejan para trabajarlas en casa. La guía sustituye a las anteriores y viene con un CD de recursos: vídeos, canciones, carteles y textos. Varía la orientación pedagógica con el objetivo de que las catequistas y las familias vayan acompasadas. Las versiones que se publican son en euskera y castellano.
¿Se tratará algún acento especial en los cursos de este año?
Habitualmente no hay acentos porque las temáticas que se abordan salen de las peticiones realizadas por las propias catequistas. Los temas recurrentes son la complejidad de los niños hoy, las nuevas situaciones familiares o los relacionados con la espiritualidad. Este año se tratará también la importancia de la educación emocional o el duelo, no sólo en situaciones de muerte, sino cuando viene provocado por una ruptura vivencial.
Ya se han apuntado algunos, pero ¿cuáles son los retos a los que se enfrentan las catequistas en su servicio?
Las catequistas piden que las familias se impliquen. A veces tienen la sensación de que lo que están haciendo no cala en las familias y se sienten un poco solas. La falta de catequistas les atañe, pero es un problema que debe solucionarse desde las comunidades. A veces los padres llaman a la Delegación pidiendo catequistas, pero no somos una fábrica de catequistas. Si las familias no se implican y no se vinculan al proyecto no podemos hacer nada. Estamos dispuestos a mojarnos, pero con ellos de la mano.
Otro reto es cómo interactuar con los niños y las niñas actuales. La mayoría de las catequistas son veteranas y, a veces, tienen dificultades para acompañar.
Catequesis y clases de religión. ¿Dos realidades diferenciadas?
La educación religiosa tiene tres patas. Las tres son necesarias y ninguna puede sustituir a la otra. Lo ideal, por el bien de los niños y las niñas, sería que trabajáramos al unísono la escuela, la parroquia y la familia. En la escuela, la religión tiene un tratamiento análogo a otras asignaturas. Con un contenido curricular y con una evaluación. Nuestra cultura no se entiende sin el hecho religioso. No podemos entender ni la música que escuchamos, ni el cuadro que admiramos sin el trasfondo religioso. Lo de la parroquia es otra cosa. Allí se ofrece un testimonio porque se pretende provocar el encuentro con el Dios de Jesús. El objetivo es incorporar al niño o a la niña a la comunidad cristiana, pero ese recorrido es imposible sin la implicación de la familia. Los padres, a veces, no tienen tan claro que la Comunión es un elemento del proceso y no el final de un camino.

Mabel Martínez.