Joseba Segura señala que en los últimos tiempos, el debate sobre el futuro del trabajo ha tomado un nuevo giro con las propuestas de figuras prominentes del mundo tecnológico. «Sam Altman, CEO de OpenAI, y Elon Musk, conocido empresario e innovador, han planteado la necesidad de explorar la renta básica universal como respuesta a los cambios que la revolución tecnológica podría traer al mercado laboral».
El texto explica como Altman ha invertido millones en financiar estudios sobre el posible funcionamiento de una renta básica y Musk se ha manifestado a favor de esta idea. «Ambos argumentan que los rápidos avances tecnológicos, especialmente en inteligencia artificial y robótica, podrían hacer innecesario el trabajo productivo de muchas personas en un futuro no muy lejano. Según esta visión, robots y computadoras cada vez más sofisticados dejarían en el paro a un gran número de trabajadores, sin que se vislumbren nuevos empleos suficientes para reemplazar los que desaparecerían».
Esta perspectiva supone una revolución en la consideración humana del trabajo. Cada vez con más frecuencia diversos autores proponen pasar de la defensa del derecho al trabajo a la implementación de un sistema que garantice ingresos dignos desvinculados del empleo. La propuesta desafía el marco clásico de pensamiento laboral que ha dominado los últimos dos siglos, centrado en mejorar el acceso al empleo y las condiciones de trabajo.
Para Segura, esta visión contrasta fuertemente con la concepción cristiana del trabajo, que va mucho más allá de considerarlo una mera fuente de ingresos. «Para el pensamiento social cristiano, el trabajo es una dimensión esencial del ser humano, crucial para su desarrollo personal y comunitario».
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