Señalan desde el Museo de Arte Sacro que el descubrimiento de los planos se produjo cuando se encontraban tomando datos para el Catálogo Monumental de la diócesis de Bilbao.
Dos propuestas
Dos canteros dibujaron los planos de la bóveda en una pared del templo. Eran las propuestas que realizaron a los responsables del templo para que estos escogieran la que más les gustara.
Uno de los canteros «más hábil«, trazó con regla y compás una elegante bóveda de crucería con terceletes dobles, con trece claves redondas. El otro, «más torpe o con menos instrumental», dibujó a mano alzada una crucería más sencilla, de solo cinco claves. Pero, finalmente fue este quien ganó el concurso. Las bóvedas que hoy en día cubren la iglesia siguen su modelo. «Tal vez fuera el más barato«, suponen desde el Museo.







