A partir de este domingo, Juan Reyero, Gorka Campos y Marco Antonio Muñoz pasan a formar parte del grupo de los 180 curas diocesanos. Tal y como señalaba esta semana el obispo de Bilbao en una entrevista, este año, por primera vez en sus 75 años de historia, la Diócesis de Bilbao estará por debajo de los 200 sacerdotes.
A pesar de la juventud de los tres, la media de edad de los presbíteros de la Iglesia en Bizkaia es de 70 años y el relevo generacional parece complicado, ante la falta de vocaciones. Esta situación es un reflejo de la «pérdida de referencia religiosa» en nuestro entorno, manifestaba en Radio Popular-Herri Irratia el obispo.
Los tres seminaristas que se ordenarán este domingo en la catedral, a las 18:00 h. forman parte de este presente y futuro de la Iglesia en Bizkaia que comienza un curso «especial» con motivo de su 75 aniversario.
El rector del seminario, Ignacio Fernández, señalaba en la emisora diocesana, que con la celebración no termina nada «sino que empieza todo. Empieza un momento especial, un momento de darse, de vaciarse, de estar con el Señor y estar con la gente«.
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En una entrevista realizada en Bizkaia Irratia el rector abundó en la idea de que, a pesar que el número de curas en Bizkaia ha disminuido, han aumentado las celebraciones de las Asambleas Dominicales en Ausencia de Presbítero (ADAP).
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El seminario, queda ahora con dos seminaristas: Patxo Ateca y Gaizka Egaña. El próximo 19 de septiembre se inaugurará el nuevo curso y se presentarán las nuevas incorporaciones. Este equipo, incluidos los tres seminaristas que se ordenarán esta semana y sus formadores estuvieron de peregrinación en Cataluña, la semana pasada.
Juan, Gorka y Marco Antonio ante el Día
Los tres se muestran nerviosos e ilusionados ante la celebración del domingo.
A sus 35 años Juan Reyero, natural de Madrid, da este paso «con alegría y gratitud a Dios«. Reconoce que ha sido un «viaje largo, lleno de momentos de asombro pero, también de debilidad». Agradece a las personas que le han «acompañado y apoyado» en este proceso, ya que su «amor y oraciones«, han sido «un pilar fundamental» en su vocación. Le gustaría ser un cura que «sirva a los demás, especialmente a los más pequeños y necesitados». Una de sus referencias es la Madre Teresa y, como ella, quiere ser un «instrumento de amor y paz, llevando el mensaje de Cristo a todos los rincones de nuestra comunidad diocesana». Juan acompaña a las comunidades de Gernikaldea.
El bilbaíno Gorka Campos considera importante ser un «cura sujeto a la oración, que anuncia al Señor y cercano a la gente». A su modo de ver, son las «pequeñas acciones del día a día» las que marcan el trabajo y el servicio del presbítero. Gorka ha estado en la Unidad Pastoral Artagan, en Begoña y desde este mes, se ha incorporado a la zona de Las Arenas, Algorta. Junto a la comunidad que le acoge, intentará cumplir uno de sus deseos: «hacer feliz a los demás».
Marco Antonio Muñoz, quien llegó de Ecuador por intercesión del anterior rector del seminario, Aitor Uribelarrea, confiesa que se encuentra ante un vaivén de sentimientos: «felicidad, tristeza, nervios, ilusión…». Considera que ser un cura hoy es «ir a contracorriente, ya que está en peligro de extinción». Pero tras este primer comentario jocoso se pone serio para señalar que «es una respuesta a una llamada, de entrega total a quien llama, a Jesucristo y por medio de él, al pueblo de Dios». Considera que es importante mostrar a la sociedad la «felicidad de la vocación, de lo que somos, hacemos y por quien vivimos». Marco acompañará la zona de Erandio, Astrabudua y Leioa.