10 días de pura diversión, combinados con momentos de reflexión y oración, llenos de actividades dinámicas y creativas. Desde talleres hasta rutas de monte, pasando por juegos de piscina, «vivacs» en plena naturaleza, batallas temáticas u olimpiadas, «no ha faltado -explican- variedad ni emoción».
Un total de 55 chavales y chavalas, acompañados por un ilusionado equipo formado por 7 monitores y monitoras, 3 personas de apoyo, 2 cocineras y el director, han vivido una experiencia única y muy especial en Anuzita.

Además, el presbítero Marco Muñoz, moderador de la Unidad Pastoral Astrabudúa-Erandio, les acompañó durante parte del campamento y celebró su primera eucaristía en la naturaleza, en la cima de San Vítores (895 m), con unas vistas espectaculares y una ceremonia llena de participación y cantos.