Monseñor Iceta ha escrito una carta a la Diócesis en la que destaca que “La muerte y resurrección de Cristo es, ante todo, un acto de entrega por amor. ´No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos´ (Jn 15, 13). Él nos ha entregado totalmente su vida: su carne, su sangre, el Espíritu. Como Él mismo afirma en el Evangelio de San Juan: «A mi nadie me quita la vida. Tengo poder para entregarla y poder para recuperarla” (Jn 10, 18). La pasión y muerte de Jesús no es simplemente una conjunción de acontecimientos que desembocaron en una muerte”.
El obispo prosigue su texto indicando que “es la entrega consciente, voluntaria y amada de la propia vida. Él se entregó a la muerte, voluntariamente aceptada, como acto supremo de amor. Esas heridas, que para siempre porta el Cuerpo santo del Señor, son el signo de todo lo que nos ha amado y nos ama. Por eso, cuando se aparece a los discípulos, les muestra las llagas y el costado, es decir, los signos permanentes de un amor infinito y definitivo que quiere hacerse contemporáneo a todos y cada uno en cualquier punto de la historia”.
Se refiere al tiempo de Pascua como «un don de Dios que brota con el encuentro con Él, que nos aguarda en nuestros caminos y llama a nuestros corazones».
«En el tiempo pascual – prosigue- los cristianos estamos llamados a fomentar la esperanza cierta en tantos hermanos que pasan por pruebas y dificultades». Explica que es también el tiempo de vivir en el amor. «El Espíritu Santo es el don de la Pascua. Es la Persona amor que enciende nuestros corazones», señala».
21.03.2012
“Dichosos los que crean sin haber visto”
El obispo de la Diócesis, monseñor Mario Iceta, presidirá hoy, Domingo de Resurrección, a las 12 del mediodía, en la catedral de Santiago, la misa pontifical, con Bendición Papal.