Una vocación tardía después de una vida laboral intensa. ¿Fue un proceso largo?
Sí, se puede decir que casi empezó en la prehistoria de mi vida. Cuando uno recibe una llamada, responder con coherencia es importante, es lo que he aprendido en mi casa. Dios me había llamado algunas veces y yo colgué, hasta que un día, respondí. Tenía miedo a descolgar, porque toda vocación conlleva una responsabilidad, pero eso se soluciona cuando uno es consciente de que quien hace todo esto es Dios.
Se solicita a los presbíteros que estén más cerca. ¿Es importante?
En una sociedad como la nuestra a la que más que escuchar le gusta ser oída, es importante tener tiempo para estar con la gente. Hemos estado acostumbrados a tener un cura en cada pueblo y ahora, hay que repartirse. Es importante hacerse visible. Necesitamos las pastoral del café con leche, para estar con la gente que necesita ser escuchada.
¿Hay que renovarse para que la gente acuda a las iglesias?
Estamos menos gente en las iglesias pero también en los demás grupos. Lo que ocurre los domingos es un reflejo de la situación que tenemos entre semana. La Eucaristía dominical nos dice `podéis ir en paz y anunciar el Evangelio´. ¿Cómo? Ojalá lo supiera, pero considero importante partir del testimonio personal.
¿Cómo se viven los días previos a la ordenación?
Con unas ganas terribles de responder a esa llamada de Dios y de poder ser útil en las comunidades que estoy o me toque estar.
25.06.2015
El domingo se ordenará un nuevo cura
Este próximo domingo, 28 de junio, tendrá lugar en la catedral de Santiago la ordenación presbiteral de Jesús Llarena. La celebración, presidida por el obispo de Bilbao, comenzará a las siete de la tarde. Extractamos parte de la entrevista realizada para la revista diocesana Alkarren Barri-Comunicación.