Ayer no sólo vivió su día grande Gasteiz, en el pequeño municipio de Lanestosa, a caballo entre Bizkaia y Cantabria celebraron el día más importante de sus fiestas patronales: la festividad de la Virgen de las Nieves. Los más pequeños, bajo la atenta mirada de sus progenitores y los aititas y amamas y los jóvenes de la localidad acompañaron la procesión de la Virgen con la danza de los Arcos Floridos.
En la parroquia no supieron decirnos desde cuándo se celebra la procesión porque «es una fecha que no la saben ni los historiadores del lugar», sin embargo sí que la recuerdan los más mayores, ya que se celebra desde hace muchos años. La iglesia está dedicada a San Pedro, pero la patrona de la villa es la Virgen de las Nieves porque dicen que echaron a suertes la cuestión con un pueblo cercano «y a ellos les tocó San Pedro y a nosotros a la Virgen de las Nieves», señalaron.
Tras la eucaristía, la procesión y el aurresku de honor y la Salve en la plaza mayor, la Virgen volvió a su lugar de origen en el templo. Allí muchas personas pasaron por debajo de su manto. Cada cual con un deseo, petición o agradecimiento.