El lugar de discernimiento y preparación para el sacerdocio, el seminario, comienza el curso con nuevas experiencias de vida. Los tres candidatos iniciarán, junto a los otros siete seminaristas que vivían y compartían en las instalaciones del «Refugio», el proceso previo a la ordenación sacerdotal. Los estudios de teología, por ejemplo, serán parte de su formación porque tal y como manifestaba ayer el obispo la dimensión intelectual, el saber dar razón «de nuestra esperanza» es «fundamental» para ser un buen pastor.
La dimensión humana, la que se refiere a los afectos, es otra faceta «imprescindible» que debe trabajarse en la formación del sacerdote, ya que la cercanía es un gran «valor», explicó mons. Mario Iceta. La capacidad de liderazgo, pero de una manera «honesta y trabajadora», la dimensión comunicativa y la dimensión espiritual son otros aspectos que se trabajan en el seminario diocesano.
«El corazón debe vibrar con la pastoral» concluyó el obispo al referirse a la última fase por la que pasan los candidatos al sacerdocio antes de ordenarse, prestando su servicio en las vicarías.
Acciones concretas
El rector del seminario, Aitor Uribelarrea, dio cuenta de los jalones principales que han conformado la actividad del seminario a lo largo del curso pasado y que proseguirán este que acabamos de comenzar. «Seguiremos haciéndonos presentes en las vicarías para conocer las diferentes realidades», dijo. Por otra parte, las peregrinaciones, las experiencias de verano o la oración por las vocaciones serán otras acciones que realizarán durante el año 2014.
El acto de inauguración en el que participaron familiares y amigos de los seminaristas finalizó con los testimonios de los últimos en incorporarse a la formación. Cada uno de ellos contó la manera en la que recibieron «la llamada del Señor» y aunque al principio no quisieron meterse en ese «lío», finalmente decidieron emprender el camino al sacerdocio.
El encuentro finalizó con una eucaristía presidida por el obispo.
28.09.2013
«El sacerdote está hecho para gastarse a los demás»
Son un total de diez los seminaristas que han comenzado el curso de formación en el seminario diocesano. Miguel Ángel, Álvaro y Jorge se han incorporado ahora, en septiembre, a la vida en comunidad. Los demás prosiguen con su proceso formativo, cada cual en su fase, porque los procesos y los ritmos de los candidatos a sacerdotes son personales. Ayer, se celebró la ceremonia de apertura del curso en un ambiente alegre en el que los seminaristas compartieron la jornada con sus familiares y amigos.