El Sur mucho más cerca

El 21 de julio volveréis a Ecuador. ¿Por qué otra vez?
Aparte de gratificante hicimos amistades inolvidables allí. La gente es estupenda. En poco tiempo conocimos parte de una realidad bastante lejana a la que nosotros vivimos, llena de nuevas experiencias y mejores relaciones humanas; aun así nos quedamos con la sensación de que nos quedaba mucho por conocer, así que ¿por qué dejar para mañana lo que puedes hacer hoy?
¿Cuál fue el motivo por el que os animasteis a compartir esta vivencia?
Siempre queríamos saber que era pasar un tiempo en el Sur y nos animamos.
Nos hablaron de la Pachayachachik (Pacha como la llamamos), de una forma de educación diferente, de la oportunidad de convivir con comunidades indígenas que nos permitieran conocer un modo de vida diferente.
¿Con qué realidad os encontrasteis allí?
Todo lo que hasta ahora conocíamos sobre la educación se nos vino abajo. Sus métodos y formas de impartir las materias nos asombraron.
No solo son importantes los conceptos teóricos que aparecen en los libros sino también los conocimientos ancestrales que se transmiten de generación en generación. Una educación basada en la persona y en sus antepasados prepara a profesionales en pleno siglo XXI; así el ciclo lunar, el cultivo de las tierras, las plantas medicinales o las tradiciones de la comunidad no son contrarias a internet o al acceso a la información. 
¿Cuáles eran vuestras labores diarias?
Visitar comunidades en las que se celebraban finales de cursos compartiendo con ellos lo que habían realizado durante el año, impartir talleres de informática tanto en Riobamba como en varias extensiones y acompañar a nuestros compañeros de la Pacha en todas las actividades que surgían.
¿Qué situación dejasteis?
La que nos encontramos, eso sí con un poco de nosotros en cada uno de ellos. La idea que teníamos era vivir, escuchar y acompañar a la gente de allí aportando un pequeño grano de arena sin modificar nada.
¿Animaríais a la gente a probar la experiencia?
Sin duda, es una experiencia que todo el mundo tendría que experimentar (por lo menos una vez en la vida) para que vea y conozca la realidad del SUR, y así rompa tantos prejuicios que tenemos sobre la inmigración y su verdadera situación.