Mons. Segura, en su homilía, recordó a Guillermo Rovirosa, “laico con gran fidelidad” y Tomás Malagón, consiliario que se unió a la iniciativa. Ensalzó de ellos que no se desanimaban ni despistaban “cuando venían momentos difíciles. A veces los ataques vienen desde dentro, desde entornos eclesiales hostiles”. Precisamente, el 27 de febrero, se conmemoraba el 57º aniversario de la muerte de Guillermo Rovirosa y el 37º aniversario de la muerte de Tomás Malagón. Guillermo Rovirosa (1897-1964), laico, fue el primer militante de la HOAC y actualmente se encuentra en proceso de beatificación. Tomás Malagón (1917-1984) sacerdote, fue consiliario general y ambos dedicaron su vida al servicio de la evangelización del mundo obrero y del trabajo.
En la homilía, el obispo administrador diocesano desgranó la nueva realidad que se encuentra ahora la HOAC, “Los tiempos han cambiado, las migraciones han llegado para quedarse, la revolución tecnológica, se aceleran las diferencias sociales. La mayoría de los jóvenes viven con desazón ante la inseguridad laboral”. Resaltó que “el trabajo no solo es fuente económica sino una manera de desarrollar las capacidades y devolverlas a la sociedad”.
En este escenario animó a los militantes de la HOAC en Bizkaia a trabajar sin esperar resultados “tal como dice el Papa en la Fratelli Tutti”, a vivir una esperanza cristiana jalonada de acciones evangélicas. También agradeció el aporte de la HOAC “a la vida de la Iglesia de Bizkaia y a la historia de España en el último siglo.”
Todos los asistentes a la celebración ordinaria de la catedral pudieron rezar la oración a Jesús Obrero al finalizar la ceremonia y a la salida del acto, una pancarta con el lema “Llevando la luz y la sal al mundo obrero. Argia eta gatza langileen munduan zabaltzen” presidió la concentración de los militantes de la HOAC, simpatizantes, miembros de sindicatos, partidos políticos y asociaciones, así como responsables diocesanos.