En el encuentro, en Karrantza, participaron familias procedentes de Cantabria, Soria, Burgos, Alicante, Málaga, Madrid, Barcelona, Córdoba, Sevilla, Granada, La Línea, Lanzarote, Bilbao… Jóvenes y mayores, niños y niñas, compartieron descanso, amistad, ocio y fiesta, desde la fe y la renovación de su compromiso cristiano. Miembros de la Institución que, junto a amigos, familiares o antiguos alumnos o alumnas de esta «sienten la necesidad de revitalizar su fe y ofrecer a su familia un entorno en el que compartirla y vivirla», explica Isabel Acereda, participante en el encuentro.
Organizaron numerosas actividades y dinámicas adaptadas a los distintos grupos y, aprovechando que este verano se han celebrado los Juegos Olímpicos de París, este fue un leitmotiv en el desarrollo de las actividades.
Cada jornada tuvo un eje temático que centró la reflexión: Mirar hacia adentro «tomar el pulso a nuestra vivencia y compromiso cristiano». Volver a casa «mirada a nuestras raíces y espiritualidad a través del texto de Mateo, 5,13-18 comentado por Pedro Poveda». Comprometidos con nuestro mundo «contrastando y buscando estímulos en los testimonios de personas que viven en distintas latitudes y de distintas formas el carisma de la Institución Teresiana». Todo ello, desde la oración, la reflexión y el compartir sincero en pequeños grupos, acompañado de momentos de descanso, charlas informales, baño, veladas conjuntas…
También organizaron un día de encuentro con la naturaleza, de contemplación y acción de gracias. Tras la subida a pie a la Cueva de Pozalagua, disfrutaron de su belleza natural y paisaje. Concluyeron con la eucaristía presidida por el presbítero diocesano Néstor Aras.