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29.01.2014

Enviadas las respuestas de la encuesta sobre el Sínodo de la Familia

Ayer, 28 de enero, el Obispo remitió a la Secretaría General del Sínodo y a la Secretaría General de la Conferencia Episcopal Española las respuestas a la Encuesta para el próximo Sínodo sobre la familia.

El responsable de pastoral familiar de la Diócesis ha gestionado toda la información remitida y ha realizado una síntesis general. También se han resumido las respuestas llegadas de las parroquias, comunidades, grupos, equipos ministeriales y personas. Además de estas recopilaciones, se han enviado todas las respuestas recibidas con la totalidad de su contenido.
Han participado 35 parroquias, 32 miembros de organismos diocesanos, 15 asociaciones de fieles y comunidades, 11 comunidades religiosas, 8 equipos de pastoral familiar, 8 miembros del Consejo Pastoral Diocesano y 8 equipos ministeriales de unidades pastorales. Se estima que en total han participado entre 1.500 y 2.000 personas y ha despertado mucho interés y también agradecimiento al Sínodo por la posibilidad de participar.
En la encuesta se revela un escaso conocimiento de la enseñanza eclesial sobre el matrimonio y la familia, así como la dificultad de llevarlo a la práctica. También se señala el escaso conocimiento o poca aceptación en los diversos ámbitos sociales de lo que se conoce como ley natural.
La familia: el lugar adecuado para el desarrollo de la persona
Se destaca la necesidad de potenciar la pastoral familiar, de mejorar su pedagogía y comunicación, así como de ofrecer un rostro acogedor a quienes se acercan a contraer matrimonio. El acompañamiento previo y posterior es decisivo. Se constata la debilidad de la vida de oración en la familia, así como su debilidad como agente transmisor de la fe.
Sobre el modo de afrontar las situaciones matrimoniales difíciles, se resalta la necesidad de una actitud fundamental de acogida y misericordia, desarrollando una pastoral cercana y personal que aborde estos temas. También se constata la necesidad de revisar la praxis canónica acerca de las nulidades matrimoniales.
Sobre las uniones de personas del mismo sexo, debería seguirse una actitud de acercamiento, conocimiento y acogida como hijos o hijas de Dios.
Sobre la educación de la fe de los hijos de parejas que, por motivos diversos, no han contraído matrimonio canónico, se mira fundamentalmente al bien del hijo e hija, más allá de la situación en la que puedan vivir sus padres, e intentando acompañar esta realidad ayudando al niño a iniciarse y crecer en la fe y también a sus padres a profundizar y madurar en ella.
Sobre la apertura de los cónyuges a la vida, se revela el escaso conocimiento de la encíclica Humanae vitae (Pablo VI, 1968) y de los métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad. En gran parte no se conoce adecuadamente ni se comprende suficientemente la enseñanza moral sobre la anticoncepción.
Se afirma que la familia es el lugar idóneo y privilegiado para que la persona se desarrolle. Como dificultades para que las personas encuentren a Cristo en su vivencia familiar se enumeran: el desamor, el individualismo, el valorar más lo material que lo espiritual, la inestabilidad económica y la escala de valores que se propaga y estimula socialmente; así mismo, la crisis de fe, el desarraigo de los miembros de la familia, las situaciones de dificultad, ruptura o pobreza; también la falta de tiempo, de comunicación, el relativismo, el indiferentismo y la violencia doméstica.
Se señala la necesidad de renovar el lenguaje en la pastoral matrimonial y familiar. Se desea una Iglesia más participativa e implicada en los problemas de las familias. Es preciso repensar el papel de la mujer y de la familia como protagonistas y no sólo como destinatarios de la pastoral. Se desea un rostro eclesial acogedor y misericordioso, humilde y comprensivo, especialmente en las situaciones difíciles.
Se ha hecho un esfuerzo en partir de la realidad y adoptar una perspectiva crítica, respetuosa, positiva y constructiva en vistas a trabajar en una renovación profunda de la pastoral familiar.