¿En qué situación se encuentra su país?
Es dramática. El presidente Joseph Kabila no quiere marcharse y eso es un problema. Los obispos le han escrito para que convoque elecciones, pero no parece que se mueve nada en este sentido. En esta ocasión la población se ha sublevado. Se ha dado cuenta de que hay que hacer algo para que mejore la situación. La gente lo está pasando muy mal.
Y, ¿en Likasi?
Hay de todo. La situación vital de las personas es bastante complicada por la crisis económica y política. Algunos niños y niñas pueden ir al colegio, pero otros no, porque los padres no pueden pagar sus estudios. Las Mercedarias tenemos un centro educativo y acogemos internas a siete chicas de familias desestructuradas en una casa para que puedan estudiar. En el colegio tenemos unas 1.000 niñas y 30 niños. Priorizamos la formación de las niñas porque allí las familias que tienen posibilidades eligen educar a los chicos.
¿Disponen de electricidad en la población?
Hay muchos cortes de luz, pero nos arreglamos. En el Congo se genera mucha electricidad, pero los generadores están en Kinshasa y desde allí se reparte a todo el país. No llega a todos los lugares.
El tema del coltán ¿Ha mejorado la situación en las minas?
Los niños siguen explotados e incluso más que antes. Hay muchos intereses económicos y políticos. EEUU, Bégica y ahora China están detrás. No hay que olvidarse de Sudáfrica, finalmente es la economía más potente de África y necesita materia prima.
¿Qué le impulsó a formar parte de la familia de las Mercedarias Misioneras de Berriz?
Vivía a unos 800 kilómetros de Likasi. Las conocí por medio de una hoja impresa que me llegó sobre ellas y me gustó. Me fui a Likasi y las conocí. Como estaba estudiando, una vez finalicé la formación de secundaria decidí ingresar. Estuve formándome durante unos años hasta los votos perpetuos, que fueron en 1996. Estuve aquí aprendiendo castellano porque es la lengua común de nuestra orden. La última vez que vine fue hace 12 años y ahora he vuelto para participar en el Capítulo General.
