Semanas antes de Navidad, un niño o niña austriaca viaja hasta Belén para recoger esta luz. Posteriormente, en una ceremonia ecuménica celebrada en Viena, la llama se distribuye a todos los países participantes, convirtiéndose en un gesto compartido entre comunidades, tradiciones y culturas.
Para niños, niñas y jóvenes, la Luz de la Paz de Belén es una herramienta educativa que impulsa el compromiso por la paz y fomenta la convivencia. Al mismo tiempo, permite acercar el sentido profundo de la Navidad a grupos, comunidades, familias, barrios y pueblos, recordando que la luz es un símbolo universal de esperanza.
Este año, el lema elegido es “Uniendo corazones, iluminando el mundo”, con el objetivo “de reconocer la fuerza que surge cuando caminamos juntas y juntos, y de transformar nuestro entorno mediante una luz compartida”, explican desde Euskalerriko Eskautak Bizkaia que invita, un año más, a todas las personas mayores de 14 años de la diócesis de Bilbao a participar en la celebración de acogida de la Luz de la Paz de Belén. Animan a toda la comunidad a unirse a este momento para compartir la luz, la esperanza y el deseo común de construir un mundo más justo y en paz.







