¿Ha cambiado el modelo de intervención durante estos años?
Hace 30 años, la mayoría de las personas drogodependientes se inyectaba heroína y compartía jeringuillas. Muchos murieron con SIDA. Fueron momentos muy duros, también para los profesionales.
¿Qué les ofrecíais?
Sobre todo esperanza y un tratamiento integral, ya que tenemos claro que las adicciones inciden en todas las facetas de la vida de las personas. Entonces, la drogodependencia no se consideraba una enfermedad y la sociedad les tildaba de delincuentes. Pensábamos que el único tratamiento era la abstinencia pero, ahora, sabemos que es una enfermedad recurrente y por eso ofrecemos diferentes programas dependiendo de las necesidades de cada cual. El último recurso, por ejemplo, se inauguró en enero.
¿Cuál es el perfil de las personas que acuden a la Fundación?
Ha variado. En la actualidad el poli consumo es frecuente. Se consume más cocaína. Lo más común es que sea un hombre, de 36 a 38 años y con un historial de más de cinco años de consumo.
¿ Y cómo se vislumbra el futuro?
Lo ideal sería que desapareciéramos porque eso significaría que no nos necesitan pero parece que eso no va a ocurrir por ahora. Una de nuestras preocupaciones tiene que ver con la financiación de los proyectos. Pero afrontamos el futuro con ilusión.
10.09.2015
Fundación Gizakia, 30 años acompañando a las personas drogodependientes
Creada por la Diócesis de Bilbao y Cáritas diocesana, la Fundación ha cumplido 3 décadas desarrollando programas de prevención, asistencia e inserción socio-laboral dirigida a personas en riesgo de exclusión social, drogodependientes en su gran mayoría. Ayer, la emisora diocesana Bizkaia Irratia entrevistó a la directora de la Fundación, Estíbaliz Barrón.