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09.01.2017

Funeral por el `cura de Santa Teresa´ hoy, en Barakaldo

A las 11 de la mañana darán tierra en el cementerio de Derio a Jesús Pereña, una persona `solidaria y humilde´ entregada a su parroquia y a sus feligreses. Nacido hace 89 años en el pueblo salmantino de Aldeadávila de la Ribera, se ordenó en la Universidad de Comillas en 1953. Coadjutor de San Salvador del Valle y de La Arboleda, sirvió durante más de 40 años en la parroquia de Santa Teresa de Barakaldo, donde hoy le despedirán en el funeral que tendrá lugar a las seis de la tarde.

Begoña, parroquiana de Santa Teresa y quien ha estado  cerca de Jesús hasta el último día, se refiere al presbítero con mucho cariño porque “sacerdotes como él, con esa entrega y dedicación hay pocos. Era un buen siervo de Dios, buen evangelizador dentro y fuera de su parroquia y mejor persona”, añade.
El presbítero Txomin Bereciartua,compañero de Jesús en Comillas, recuerda que su voluntad era la de ir de misionero a América. Aceptó la idea de Mons. Casimiro Morcillo de dedicar antes unos años al trabajo en la Diócesis y así, le envió de coadjutor al pueblo minero de La Arboleda. “La Arboleda fue acogiendo a un sinnúmero de inmigrantes. Llegaban de otras tierras sin familia, pobres y muchos analfabetos. A diario, por la tarde, después de salir del colegio iba D. Jesús al gran barracón que hacía de residencia de mineros a darles clases”, explica José Luis Beltrán Otalora, director de la residencia de San Vicente donde Jesús vivió durante los últimos años.
“Comenzaba el día en la iglesia, con la misa mañanera, a la que acudían unas 20 personas, y, amén de lo anotado, evangelizaba buscando a la gente portal tras portal, que es donde de ordinario se reunían”. De allí le trasladaron a su destino definitivo en la parroquia de Santa Teresa, donde “compartió la evolución y desarrollo más importante de la ciudad”, señala Beltrán Otalora.
La calle, su templo
Era una frase que solía repetir Jesús a menudo. Así lo recuerda Begoña. “Su pasión eran los niños y la atención al enfermo, visitando y llevando la comunión a todos los que podía”.
Próximo y humilde “huía de las ostentaciones – añade Begoña-. La cruz de madera, el cáliz más simple y la casulla más discreta era lo que él prefería”.
Ayer, el obispo presidió una eucaristía en memoria a Jesús Pereña ya que hoy no podrá acudir al funeral porque está en Madrid participando en la tanda anual de ejercicios espirituales para obispos. En la celebración de ayer Mons. Iceta bautizó además a tres niños de la parroquia. Q.E.P.D

Jesús Pereña.