Miguel Bergareche nació en Bilbao el 19 de marzo de 1942 y fue ordenado presbítero en la parroquia de San Nicolás, de Algorta, en 1987, a los 45 años, lo que era considerado una vocación tardía. Previamente, su vida laboral se había desarrollado sobre todo en la empresa Firestone, en administración. Actualmente estaba jubilado y vivía en la residencia sacerdotal de San Vicente, aunque durante muchos años lo hizo en la residencia familiar en Algorta.
Después de realizar la fase pastoral como seminarista en Zorroza, su primer destino como presbítero fue en la zona de Balmaseda y más tarde, también en La Herrera, Traslaviña y Arcentales. Posteriormente, perteneció al equipo presbiteral de San Agustín, de Erandio y Lamiako y en el periodo de 2001 a 2006 formó parte del Consejo Presbiteral. Hasta su jubilación perteneció al equipo que atiende a las parroquias de San Agustín de Alzaga de Erandio y San Lorenzo Mártir de Astrabudua.
Durante la época en Balmaseda convivía con Manu de las Fuentes, Mikel Martínez, Juan Mª Bautista y Ángel Unanue “fueron años muy grandes de amistad y ayuda sacerdotal, se estaba a gusto con él”, explica Unanue “Miguel –dice- era un nombre sencillo, cercano a la gente y ejerció su ministerio presbiteral con este estilo. Conservó sus amistades de Balma, en Lamiako, Erandio. Le gustaba estar con los amigos: tomar su cerveza. A pesar de su neurofibromatosis no tenía ningún complejo. Recuerdo como en Almuñecar, donde fuimos unos años de vacaciones, en la playa llamaba la atención su brazo, pero él tan tranquilo. Gozaba también haciendo sus pequeños logros en la cocina y de su afición a la fotografía”.
Bergareche también tuvo una estrecha amistad y colaboró con el presbítero Juanjo Rodríguez, fallecido en 2018 y con el que coincidió y trabajó en muchas ocasiones a lo largo de su vida, además de pasar ambos sus últimos días en la Residencia de San Vicente. Rodríguez fue consiliario nacional de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y cofundador de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Precisamente desde el año de su fallecimiento su figura da nombre al Centro de Acogida de Refugiados de CEAR ubicado en la localidad madrileña de Getafe.
Erandio y Lamiako
Otro de los compañeros presbíteros de Bergareche, Salva García San Emeterio, con el que coincidió en sus años en Erandio y Lamiako, recuerda que Miguel acompañaba fundamentalmente a las catequesis, así como a algunos grupos de liturgia y de adultos. Salva, destaca, sobre todo, su trato amable, humano y cercano a la gente “sencillo y fiel a sus amigos”, y que disfrutaba mucho de las reuniones lúdicas en torno a una mesa. En Erandio y Lamiako colaboró con el grupo “Amigos de los pobres” que se reunían mensualmente, preparaban una pequeña cena y ponían un dinero para ayudar a algún proyecto solidario. También mantuvo una estrecha vinculación con las hermanas de la compasión de las comunidades de Erandio y Lamiako.
Salva resalta la afición de Miguel a la fotografía “era un buen fotógrafo”, aprendió a utilizar algunos programas informáticos y después le gustaba regalar fotografías “de gran calidad” a sus amigos. Muy vinculado a su familia, en especial a su hermana Begoña, siempre que podía iba con ella a Paralacuesta, junto a Medina de Pomar, donde pasaba temporadas.
QEPD