José Luis (Joselo) Ciordia nació en Ortuella, el día 2 de abril de 1927 y fue ordenado presbítero, en la basílica de Begoña, el 6 de julio de 1958. Tras su ordenación, le nombraron capellán de Elguero y de la Babcock Wilcox y, posteriormente, coadjutor de Trapaga.
Más tarde partió como misionero a Los Ríos (Ecuador), donde permaneció entre 1960 y 1968 y como misionero en Sao Paulo (Brasil), entre 1969 y 1973. A su vuelta, entre 1974 y 1987, fue encargado de un taller de personas con discapacidad, “era muy manitas y tenía mucha paciencia”, destacan quienes le conocieron bien. Ese taller, años más tarde se convertiría en lo que es ahora “Lantegi Batuak”.
Después pasó a formar parte del equipo de curas de Ortuella y la Zona Minera. Los últimos años vivió en la Residencia de Venerables, en Begoña y después en la de la Misericordia, donde falleció la semana pasada.
Vocación misionera
Joselo comenzó su formación el Seminario en Vitoria y concluyó en el de Derio. Fue un hombre con mucho interés y capacidad por la filosofía y siempre recordaba a quienes habían sido sus profesores de filosofía y teología.
Tuvo gran vocación misionera, de ahí su temprana marcha a Ecuador primero y, posteriormente, a Brasil. Siempre mantuvo un recuerdo buenísimo de ambos destinos en los que, además, hizo amistades entre los misioneros, que conservaría durante toda su vida: Iñaki Etxezarraga y Luciano Francés, entre otros. Profesionalmente era Facultativo de Minas y, tanto en Ecuador como en Brasil, fue asesor técnico de numerosas obras. Era muy detallista y se decía “Si lo ha hecho Joselo, ya pueden venir los terremotos que no se cae”.
Preocupado por la gente en situación de necesidad
Su compañero presbítero Javier Oñate, tiene un magnífico recuerdo de Joselo como compañero. Le define como un hombre tranquilo y de buen talante, que mantuvo su gran inquietud de estar actualizado “siguió leyendo teología siempre”.
Oñate dice que, en la Zona Minera, Ciordia se incorporó enseguida a la vida del territorio. Mantuvo muy buena relación con las religiosas franciscanas de Ortuella y estuvo muy interesado y ocupado, sobre todo, por la gente en situación de necesidad, por la pastoral de la salud y por las visitas a los barrios. Un hombre querido y apreciado “que estaba muy en contacto con las personas del pueblo”.
QEPD