Garatea nació en Lekeitio el 26 de enero de 1936 y fue ordenado presbítero el 28 de junio de 1959, en la parroquia de San Francisco de Bilbao. Tras su ordenación le nombraron ecónomo de la parroquia San Pedro Ad Vincula de Mendexa, donde permaneció siete años y en 1966 partió hacia Idaho (USA), con el objetivo de aprender inglés y allí acabó pasando la mayor parte de su vida y fue capellán de la diáspora vasca.
El propio Juan Mari explicaba en una entrevista concedida la Universidad de Deusto hace unos años, para la elaboración de un reportaje, que los cuatro primeros meses en Idaho asistió a un colegio donde una monja mexicana impartía clases para aprender inglés, y después poco a poco comenzó a dar las homilías en ese idioma “gracias a la ayuda de varios adolescentes que se lo traducían y grababan”. Juan Mari también recordaba el gran poder de los mormones en Utah, la buena acogida que tuvo entre la gente, su participación en los festivales vascos y las condiciones de vida de los pastores con los que comía a menudo.
Tras ocho meses compartiendo tarea con otro presbítero en Twin Falls, pasó a gestionar una parroquia en Shoshone. Estuvo doce años ayudando a la comunidad mexicana de Twin Falls y posteriormente en Burley. Afirmaba haberse sentido muy contento en todos sus destinos, aunque guardaba especial cariño por Twin Falls donde la gente le fue regalando sillas, bancos, cama… porque con su sueldo de 5.000 dólares anuales apenas podía comprar nuevo mobiliario.
Bonachón
En 2006 retornó a su localidad natal, Lekeitio, donde acaba de fallecer. Su compañero presbítero Kepa Agirre, le define como un hombre “bonachón”. Una persona sincera que escuchaba más que hablaba y que siempre estaba dispuesto a ayudar en lo que fuera.
Nada más regresar a Lekeitio se ofreció a colaborar en la pastoral de la parroquia. Durante mucho tiempo celebró una eucaristía cada domingo y también, mientras pudo, se trasladaba a otros pueblos, sobre todo en periodos vacacionales, a cubrir a sus compañeros si era necesario.
Llevaba ya un tiempo en silla de ruedas y cada domingo seguía acudiendo a misa como un feligrés más y se sentaba junto al altar. Lo hizo hasta el domingo anterior a su fallecimiento.
En Lekeitio también tuvo una cuadrilla de amigos con los que quedaba asiduamente. Le gustaba mucho estar al día de la actualidad y se interesaba por ello.
QEPD