Una de las experiencias que le marcó en su vida –destaca uno de sus vecinos- fue en tiempos de seminarista, en un campo de trabajo en san Antonio de Etxebarri junto al párroco Aurelio Castro. Markiegi trabajó una temporada como peón y empleado y vivió su vida sacerdotal al estilo de los “Hermanitos de Foucauld”, viviendo en la pobreza y con una opción preferencial por las personas más desfavorecidas. “Su casa fue una casa de acogida, de escucha a los demás, con mirada de cariño y amistad y de planteamientos profundos ante la vida y la fe. Asiduo lector de la Biblia, mantenía largas conversaciones con el presbítero José Ángel Ubieta».
En el barrio de santa Juliana inició un taller de carpintería “donde trabajó sencillamente con otras personas y vivió en una humilde casa en la que acogió a dos jóvenes distinta problemática a los que ha acompañado hasta el final de su vida”.
En los últimos meses, ya enfermo, ha residido en el Hogar Sacerdotal de San Vicente de Bilbao donde falleció en la madrugada del viernes a sábado.
QEPD