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18.04.2019

Ha fallecido Txomin Solabarrieta

Hoy jueves 18 de abril, ha fallecido en Bilbao, a los 91 años de edad, el presbítero diocesano Txomin Solabarrieta Echaburu. Su funeral tendrá lugar el próximo miércoles 24 de abril, en la basílica de Begoña a las 19:00 h.

Solabarrieta (Ondarroa, 1927) fue el más joven de seis hermanos, ingresó en el Seminario con 14 años y fue ordenado presbítero en la catedral de Santiago en el año 1953. Tras su ordenación, sus primeros destinos fueron en Ermua y Gatika como coadjutor. Entre 1958 y 1959 fue capellán castrense y en 1959 fue destinado a Ibarruri, en Ajurias. Posteriormente fue ecónomo de Amoroto y luego pasó 12 años en Estados Unidos (1961 a 1973). A su regreso formó parte del equipo presbiteral de la parroquia de San Adrián de Bilbao y entre 1978 y 1991, fue traductor de euskera en el Obispado. Hasta su jubilación estuvo como auxiliar en Nª. Sª. del Pilar, de Bilbao.

Una de las pasiones y dedicaciones de Txomin a lo largo de su vida fue el euskera. El año pasado fue nombrado Académico de Honor de Euskaltzaindia, junto a otro presbítero, José María Rementeria y los religiosos Julen Urkiza y Martzel Andrinua. Además de ser el traductor oficial de la Diócesis, en el periodo mencionado, Solabarrieta trabajó a lo largo de su vida en numerosas parroquias, promoviendo la alfabetización y euskaldunización del entorno, así como la puesta en marcha de grupos de danza o de teatro. Durante varios años perteneció al grupo ‘Bostak Bat’ dedicado a la elaboración de diccionarios.

Pluma de Oro

En la 41ª edición de la Feria del Libro de Bilbao, en 2011, le fue concedida la “Pluma de Oro” como reconocimiento al prolífico trabajo realizado en el campo de la lexicografía vasca. Txomin recibió el premio con alegría, de manos de la entonces diputada de Cultura, Miren Josune Ariztondo. En el acto recordó a su familia, al grupo ‘Bostak Bat’ y a Mons. Carmelo Echenagusía, que muchas veces le decía aquello de que, “nosotros nacimos para trabajar”, recordaba en aquella ocasión. Solabarrieta dedicó muchas horas a la lexicografía, pero, “este premio –dijo- compensa con creces el valor de todas las horas dedicadas».