Los dos religiosos capuchinos han puesto el acento en algunos aspectos que han vivido en torno al Sínodo, que se comenzó a trabajar en la REPAM (Red Eclesial Panamazónica) hace dos años. “En Roma se ha vivido una construcción común, porque todas las personas han tenido la oportunidad de expresarse. También las mujeres indígenas”, han recalcado.
Durante las primeras sesiones se escucharon voces de cardenales y obispos, hasta que el papa dijo: “hace falta que se desborde el río”, entonces fue “cuando comenzaron a intervenir los indígenas”. Txarli Azcona ha señalado que los pueblos indígenas han sentido que el papa está con ellos. En este punto se ha referido al gesto que tuvo el pontífice el segundo día del Sínodo, cuando se fue caminando junto a los indígenas hasta el aula Pablo VI donde se celebraban las sesiones.
Una Iglesia samaritana
Han hablado de una conversión ecológica y de una Iglesia que marca una vida sobria en armonía con la ecología integral y “profética, testimonial, samaritana y servicial”.
En su intervención se han referido al consumo desmedido actual que está destruyendo zonas como la Amazonía. Pero han lamentado sobre todo la “manera romántica” en la que se habla a veces de la ecología, invisibilizando que por el oro y el petróleo se está “arrasando pueblos y personas”.
Han concluido su intervención recordando que el papa ha querido traer “la periferia al centro” y, a partir de ahora han pedido continuar trabajando en el post-sínodo, marcando “nuevos caminos para la Iglesia”.