El acto comenzó con una lectura del comunicado que recogía una reflexión sobre la dignidad del trabajo. “No es simplemente una actividad productiva, sino un medio a través del cual colaboramos con Dios en la obra de la creación y nos realizamos como seres humanos”. Esta visión -explicaban- se fundamenta en la Doctrina Social de la Iglesia, recordando que “en el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida” (Evangelii gaudium, 192).
Precariedad multidimensional
Los militantes hoacistas enfatizaron el carácter multidimensional de la precariedad laboral que influye en factores “sociales, económicos, legislativos, políticos, laborales, culturales…”. Estos factores, provocan la inestabilidad del empleo, los bajos salarios, la falta de derechos laborales y la vulnerabilidad frente a amenazas y discriminaciones en los lugares de trabajo.
La siniestrabilidad laboral, con sus trágicas consecuencias, fue señalada como una de las manifestaciones más alarmantes de esta precariedad. La falta de condiciones decentes y seguras en los empleos feminizados y la salud mental de los trabajadores y las trabajadoras fueron temas destacados.
También se hizo referencia al empobrecimiento de los trabajadores y trabajadoras y su exclusión social. A pesar de las mejoras salariales y de empleo derivadas de la última reforma laboral y de los distintos aumentos del salario mínimo interprofesional, la creciente subida de los precios y la pérdida de poder adquisitivo han neutralizado estos avances.
Más de dos millones de trabajadores y trabajadoras continúan en condiciones que no les permiten cubrir las necesidades básicas de sus familias. Esto agrava la desigualdad económica, social y medioambiental. Más de dos millones de personas trabajadoras desempleadas quieren trabajar y no pueden.
Canción «Cuidar el trabajo, cuidar la vida»
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Dignidad de toda persona trabajadora
Inspirados por las enseñanzas de los papas Benedicto XVI en Caritas in veritate y Francisco en Evangelii gaudium, se reafirmó la importancia de un trabajo decente que sea expresión de la dignidad esencial de toda persona trabajadora.
«Un trabajo que sea libremente elegido, que promueva el desarrollo comunitario. Un trabajo, que evite la discriminación, y que permita a las familias satisfacer sus necesidades básicas y organizarse como pueblo». También, un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual y, acceder a una jubilación justa.
Compromiso
La HOAC reafirmó su compromiso de ser discípulas y discípulos misioneros y apóstoles de Jesucristo en el mundo del trabajo, particularmente entre quienes peor lo están pasando.
Desde una profunda espiritualidad cristiana, se instó a la comunidad «a avanzar en su compromiso personal y comunitario, apoyando los procesos de liberación de las personas trabajadoras. La vivencia esencial del encuentro con Jesucristo y la acción del Espíritu Santo impulsan su misión de solidaridad y apoyo en el seno de la Iglesia y del mundo del trabajo».
Los militantes de la HOAC de Bizkaia y Araba capitanearon la culminación del acto «de manera simbólica y esperanzadora». Mientras se leían distintas reivindicaciones, que se pegaban en el reverso de una pancarta, se insistió en el reconocimiento del trabajo “como un componente esencial de la vida y la dignidad de las personas”. Al final, los asistentes agitaron globos y soplaron pompas de jabón, creando un ambiente de celebración, al son de la canción Dale la vuelta, siembra esperanza, se podía leer en la pancarta “cuidar el trabajo, cuidar la vida” como parte de las respuesta a la situaciones de precariedad laboral.
Previamente a este gesto, se celebró la Eucaristía en la Catedral de Ávila, presidida por el obispo responsable de la pastoral del trabajo de la Conferencia Episcopal, Abilio Martínez, acompañado por el obispo de Ávila, Jesús Rico.