El obispo administrador diocesano ha resaltado que la fiesta que hoy celebramos es especialmente importante para la comunidad de fe, de los que siguen a Cristo muerto y resucitado “porque aquí, en esta noticia que compartimos hoy, en esta celebración alegre, tenemos también el fundamento de todo lo que es la comunidad cristiana, de todo lo que es la fe, la base de nuestra esperanza y nuestro amor por el Señor y por los hermanos”.
Ha comenzado su saludo pascual utilizando “palabras prestadas” que se escribieron hace mucho tiempo. Las escribió un padre de la Iglesia “que con razón -ha dicho- fue considerado uno de los más elocuentes en toda la historia del cristianismo Juan Crisóstomo y saludaba a su comunidad pascual de este modo: Aquel que es devoto y amante de Dios, que disfrute de esta magnífica fiesta; aquella que es hija agradecida, que entre alegremente en el gozo el Señor; aquel que ha ayunado durante la Cuaresma, que reciba ahora la justa recompensa; pero aquel que no lo ha hecho, que se acerque con confianza. Si alguien ha trabajado desde la primera hora, que le den el salario a su tiempo, si alguien llegó después de la tercera hora que participe también en la fiesta, quien se incorporó en la sexta hora que no dude, va a ser bien recibido, si alguien se retrasó hasta la novena hora, que se aproxime sin vacilación, aquel que llegue en la undécima hora, que no tema porque el Señor es gracia y generosidad y él recibe tanto a los últimos como a los primeros. Él concede descanso a aquel que llego a la undécima hora igual que a aquel que ha trabajado todo el día; Él tiene misericordia del último y al primero le da lo que necesita. A este le da y a aquel le regala. Por lo tanto, entrad todos al gozo de nuestro Señor. Los primeros y los últimos, tomad vuestra recompensa, ricos y pobres alegraos juntos, porque la mesa está llena, deleitaos todos en ella. El ternero está dispuesto, que nadie se retire con hambre, los vinos abundantes, que nadie celebre sin alegría. Regocijaos todos en el banquete de la fe en esta mañana pascual. Disfrutad de la riqueza de una bondad sin límites, que nadie se sienta pobre porque ahora todos somos ricos, que nadie se lamente a causa de su culpa, de sus pecados, de sus debilidades, porque el perdón ha surgido resplandeciente del sepulcro, que nadie tema la muerte porque el Salvador la ha destruido. Aquel que descendió al infierno aniquiló al infierno y le hizo experimentar la derrota, esto predijo Isaías cuando exclamó ‘el abismo se amargó cuando te encontró allí’. Fue su última derrota porque ahí fue encadenado, fue su amargura final porque ha sido definitivamente destruido. Recibió un cuerpo y resultó que era Dios mismo. Creyó tomar un pedazo de tierra y encontró cielo, quiso apropiarse de lo visible y fue invisiblemente vencido. Oh muerte, donde está tu poder, oh abismo, donde está tu victoria. Cristo ha resucitado y la muerte ha sido aniquilada. Cristo ha resucitado y los demonios son expulsados, Cristo ha resucitado y los ángeles, se alegran. Cristo ha resucitado y la vida reina, Cristo ha resucitado y los sepulcros se vacían, Cristo resucitado de entre los muertos, el primogénito de todos ellos a él la gloria el honor y el poder, por los siglos de los siglos. Amen”. Mons. Segura ha concluido “Le llamaban Crisóstomo, boca de oro, por su gran elocuencia, creo que ahora sabemos porque, Feliz Pascua a todas y a todos”.