1. Improvisó un sermón en la Colegiata de Logroño que dejó tan emocionada a la feligresía que decían que había predicado el Santo. El pueblo le canonizó antes que Roma.
2. Respondiendo a su vocación misionera, cuando pensó ingresar en la orden de los dominicos no dijo nada a sus padres por no disgustarles. Organizó una merienda en el locutorio del convento de Santa Ana. Se emocionó y cuando le preguntaron a qué obedecía esa despedida respondió en broma: `Voy a hacerme santo para que tenga uno Bizkaia´. Se rieron todos.
3. Su consagración episcopal se llevó a cabo en un cuartucho prestado por un indígena de la aldea, en Tonkin, actual Vietnam. Escribía frecuentes pastorales para animar a los cristianos perseguidos, tal y como contaba a su madre en una carta fechada el 1 de agosto de 1859. Escribía en euskera para que ella pudiera entenderle.
4. Le apresaron y le pidieron que renegara de la fe cristiana, pero ante su negativa le condenaron a muerte. Fue atado a estacas clavadas en la tierra y decapitado después de una hora de oración, que se le concedió como gracia.
5. Aún vivían sus padres cuando la noticia de su muerte llegó a Elorrio. En las Juntas Generales de Gernika, celebradas en 1862, hicieron constar en acta el martirio sufrido por el P. Valentín, quien fue canonizado en 1988.
13.02.2017
Hoy se cumplen 190 años del nacimiento de San Valentín de Berriotxoa
Tal y como era costumbre en la época, Juan Isidro de Berriochoa y María Mónica Arizti bautizaron a su hijo con el nombre del santo del día de su nacimiento. Valentín Faustino nació el 14 de febrero de 1827 en la villa de Elorrio. De niño, ayudó a su padre en la carpintería y prestó servicios de monaguillo en el convento de las Dominicas de Santa Ana. Aprendió a tocar el txistu, a bailar el aurresku y a jugar a la pelota a mano, como los jóvenes de su edad. Sin embargo, su vida giró completamente cuando, con 18 años, decidió ingresar en el seminario de Logroño. Recogemos cinco episodios curiosos de su biografía.