Ignacio Fernández va a vivir hoy su primera fiesta de la amatxu de Begoña como párroco, ya que se inició en esta encomienda hace un mes, a primeros de septiembre, «lo vivo con ilusión, con ganas. Es un día especial. Me consta que viene mucha gente a este santuario, a estar con María, bajo la advocación de Begoña, a dejarse mirar por ella. A poner bajo su manto de protección tantos deseos, tantos sueños, tantas ilusiones. ¡Y, qué mejor manera que comenzar el curso, sintiendo la protección y la cercanía de María, la madre de Dios! Aquí en esta basílica, en este lugar especial donde viene mucha gente a pedir por la protección de Maria».
Begoñako Bizkaiko zaindari, decimos, cantamos: «Sentir la protección para que ella nos ayude, nos cuide en este curso que acabamos de comenzar. Que nos guíe a nosotros como Iglesia para acertar en este nuevo Plan Diocesano de Evangelización. Para ser capaces de llevar a cabo la tarea que el Señor nos pide hoy aquí y ahora en este momento».
Ignacio señala que este mes que lleva en Begoña ve que se acerca mucha gente todo los días. «Hay algo especial. Hacemos una invitación a estar aquí con María, la made de Dios, la Madre nuestra. Que nos de esa protección, ese cariño y esa fuerza para acertar con nuestra vida. Hay dolor, hay sufrimiento hay penas y tristezas en el día a día, lo sabemos. Estando con María esas penas se llevan de una manera distinta».
Se espera mucha afluencia de fieles
El párroco explica que a pesar de que aún sigue estando el covid y haya que seguir cuidándose «creemos que va a ser un año importante y que va a venir mucha gente». Las normas sanitarias se han rebajado mucho y «creemos que vamos a tener mucha afluencia de gente llegada de muchos puntos de Bizkaia y fuera de Bizkaia a estar aquí en este lugar especial, en Begoña«.
Para terminar, hace una pequeña referencia a las homilías de hoy «Una de las cosas que suelo decir -explica- es una cosa muy sencilla y que está en la mano de todos. Y es que a una madre lo que más le duele es ver que sus hijos no se quieren, no se aman, que no se llevan bien entre ellos. Nosotros decimos que somos hijos de Dios y que, por lo tanto, somos hermanos y que una cosa bonita, una cosa fácil que podemos hacer es intentar, en lo que esté en nuestra mano, intentar llevarnos bien para darle ese mejor regalo a María. No es otra cosa que ver que sus hijos se quieren, se aman, se preocupan y se ocupan unos de otros. una tarea muy sencilla, pero que se puede hacer y que está en manos de todos».