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15.07.2010

Itziar Marigómez Zaballa, nueva presidenta diocesana de Cursillos de Cristiandad

Itziar Marigómez Zaballa, ha sido nombrada a finales del pasado curso como nueva presidenta diocesana del movimiento Cursillos de Cristiandad. Marigómez vivió su primera experiencia en este movimiento, que ahora preside, en el año 1985. “A partir de este descubrimiento, me inserté en la comunidad cursillista de Bilbao, donde ampliaba y revitalizaba mi débil realidad personal y religiosa. A la vez, comencé a desarrollar las actividades propias del movimiento que se me encomendaban”, señala.

Itziar Marigómez fue nombrada, por primera vez, presidenta de este Movimiento en nuestra Diócesis en 1997, “lo cual supuso una dedicación absoluta a la causa de los Cursillos”. En el año 2003, abandonó este Movimiento ya que nuevas inquietudes la llevaron a explorar el  ámbito de la exclusión social y comenzó a colaborar con las Hermanas de la Fraternidad Mater Misericordiae, de Bilbao, vinculadas al mundo de la prostitución y de la inmigración, con quienes viene cooperando hasta el día de hoy. Durante todo este tiempo, ha mantenido lazos estrechos “de cariño, amistad y trabajo con el Movimiento de Cursillos, de cuya presidencia vuelvo a hacerme cargo, a partir del pasado mes de junio”.
  
El Movimiento de Cursillos de Cristiandad tal y como nos resume su nueva presidenta Itziar Marigómez “es un Movimiento diocesano, con carisma propio en el campo de la evangelización. Intenta acercar a las personas alejadas a la Comunidad Cristiana animándolas e impulsándolas  hacia la participación eclesial y social”. Se trata –continúa- “de una herramienta formidable para favorecer el objetivo marcado por la diócesis relativo al ‘Anuncio explícito de Jesucristo’.  Además, por medio de su particular metodología, Cursillos puede suponer una gran aportación para la renovación y revitalización de las parroquias y demás realidades eclesiales. Se trata, sin duda, de un Movimiento con clara vocación de servicio a la Iglesia y al mundo, atento a los signos de los tiempos y a los cambios que la realidad social actual plantea”.
El cursillo
El número de cursillos que vienen celebrando, oscila entre 1 y 3 al año. Se desarrolla a modo de convivencia durante el fin de semana, en régimen de internado, desde el viernes, hasta el domingo. Habitualmente, tienen lugar en la casa de Espiritualidad de Begoña, aunque también pueden derivarse a otros centros de espiritualidad de los alrededores de Bilbao. Son  cursillos  mixtos y  heterogéneos, con participación de personas de todas las edades y condición social, a partir de los 17 años. “Se imparten con un estilo testimonial, directo e interpelante, por un equipo de sacerdotes y seglares que viven y desean proclamar, con entusiasmo, su fe y compromiso cristiano”, explica su nueva presidenta.
Los Cursillos -según detalla Itziar Marigómez- “Están centrados en el “primer anuncio”, con una metodología especialmente diseñada para los alejados y para personas que, habiéndose educado en un contexto religioso, se sienten desengañados o que nunca experimentaron en sus vidas la Buena Noticia  de Jesús. Debido a la notable falta de formación religiosa de las nuevas generaciones, cada vez es más frecuente que el cursillo sirva, a  la vez, como base de primera evangelización”. Su estilo pedagógico es vivencial, sencillo y cordial,  propiciando así una eficaz toma de contacto interpersonal y humana. “Se proclama lo fundamental cristiano desde la experiencia de la propia vida, con alegría, convicción y entusiasmo. Resumiendo, se trata de una proclamación gozosa (kerygmática)”.
Al finalizar el cursillo, señala, “se hace especial hincapié en la conveniencia de que la persona se  adhiera a una Comunidad Cristiana o a un espacio específico dentro del ámbito eclesial, como paso previo para proyectarse en aquellos ambientes sociales o políticos a que las inquietudes o capacidades de la persona pudieran conducirle. A las personas que deciden cooperar en organizaciones extraeclesiales se les aconseja que lo hagan siempre desde una comunidad cristiana de libre elección y, para quienes  provienen de algún grupo o comunidad específico, el cursillo puede suponer una experiencia gratificante que les ratifique en su opción de fe y les devuelva  a su comunidad de origen con renovado entusiasmo y compromiso”.
La nueva presidenta hace una invitación “Para aquellos que no tengan una Comunidad donde vivir, celebrar y alimentar su fe, el Movimiento de Cursillos les ofrece su propia comunidad, desde donde se les ayuda a cimentar su fe, a la vez que procura un acompañamiento cercano en orden a descubrir su propia vocación personal”. Y resalta que “No cabe la menor duda de que el Movimiento de Cursillos, a pesar de su dilatada historia en el campo de la evangelización,  es un movimiento plenamente actual y vigoroso, capaz de conectar indistintamente con personas de todas las edades y condiciones sociales. Debido a su metodología y formas de expresión y por su talante, estilo y  la entusiasta proclamación de la Buena Noticia de Jesús, el Cursillo encaja perfectamente para llevar a cabo el objetivo  general del Plan Diocesano de Evangelización: ‘Revitalizar nuestras comunidades atentos a la Palabra de Dios, para ser testigos de su amor a la humanidad’ y además, posibilita el encuentro con el Dios revelado en Jesucristo. Como dice el OE 5 del citado Plan: ‘puede ser uno de los recursos para posibilitar la proximidad con los ya alejados y para proponer el evangelio a quienes no lo conocen’”.
 
Andadura del movimiento de cursillos en esta Diócesis
Los Cursillos de Cristiandad en Bizkaia comenzaron en 1956, en un formato únicamente concebido para hombres. Fueron suprimidos en el año 1966 por monseñor Gúrpide. Entre 1966 y 1967, alguien que había realizado el cursillo en Vitoria empezó a enviar candidatos a esta Diócesis. Se formó así un grupo, cada vez mayor, que se reunía en los locales del Carmelo de Begoña. La Escuela de Cursillos de Vitoria, al comprobar que el grupo iba incrementándose, decidió  formar una Escuela en Bilbao, comprometiéndose a realizar un estrecho acompañamiento en sus inicios. El  Secretariado Diocesano se constituyó con el visto bueno de Monseñor Cirarda, “trabajador infatigable y entusiasta del MCC”, destaca su actual presidenta. En 1970, se celebró el primer cursillo de hombres (número 73), siguiendo la numeración de la etapa anterior. También en 1970, se iniciaron los cursillos de mujeres y en el año 1976, los cursillos mixtos. “Fuimos los primeros en introducir esta nueva modalidad de cursillos mixtos” y explica que “En el Pleno Nacional del MCC se expusieron las razones que nos alentaban a promover esta iniciativa, con bastante rechazo por buena parte de los presentes, si bien es cierto que otros sectores apoyarían esta novedad. Y así, a base de continuas reuniones y argumentaciones, llegó el momento en que el Secretariado Nacional daría el visto bueno (Pleno 1979). Con posterioridad,  muchas diócesis adoptaron este nuevo formato hasta su introducción definitiva  a lo largo y ancho del Movimiento”.
Marigómez concluye destacando que, “Estamos convencidos de que nuestro Movimiento puede hacer  importantes aportaciones a la Iglesia  local y a los planes pastorales de evangelización propuestos por nuestra Diócesis, para acercar el Evangelio a los alejados, promoviendo entre los creyentes, una mayor concienciación de la necesidad de crear comunidades cristianas vivas, capaces de incidir en el fortalecimiento de la propia  fe y  en el compromiso con los ambientes sociales actuales”.

Itziar Marigómez Zaballa.