«Jesús fue juzgado injustamente y condenado como un anti sistema”

En estos tiempos de internet, redes sociales, wifi… ¿está de moda el activismo?
Las redes sociales son como alguien ha dicho un nuevo continente y el ciberactivismo es una nueva forma de militancia. Pero el mundo virtual nunca podrá sustituir al mundo real. Creo profundamente en las redes sociales, en su capacidad de informar y de hacernos reaccionar ante realidades físicamente lejanas, pero son un medio nunca un fin. No hay nada que sustituya a la experiencia personal y al encuentro “físico” con la realidad. Un ejemplo para mí muy claro desde la propia experiencia es la Frontera Sur. Desde hace muchos años he seguido muy de cerca esta realidad a través de los Informes de la Asociación Pro derechos Humanos de Andalucía, el Servicio Jesuita Migrantes, etc, pero nada que ver con lo que supone el encuentro físico con quienes viven aquella realidad, con los vínculos que se crean en el “cuerpo a cuerpo”, de manera que cuando tocas esa realidad te habita y pasa a formar parte ya de tu vida de una forma cualitativamente distinta.

Acompaña a personas y grupos comprometidos en contextos de exclusión, ¿Cómo es el día a día en este entorno?
Venimos de tiempos muy duros y seguimos en ellos: la corrupción, el empobrecimiento de muchas familias, los recortes sociales, la exclusión sanitaria, la criminalización de la protesta social, etc. Pero la apuesta por el municipalismo nos ha llevado a un momento nuevo en el que si bien las cosas no están fáciles las instituciones se han oxigenado, hay muchas más cercanía a las problemáticas de los barrios y se busca la interlocución los movimientos sociales y organizaciones populares en la búsqueda de alternativas.
¿Cómo valora la experiencia de Dios en las periferias?
El Dios mayor se hace menor en las periferias, en su encarnación. Se hace grito como denuncia y caricia en la ternura y la esperanza que se mantiene resiliente en quienes las habitan. La memoria peligrosa de Jesús remite siempre a ellas Jesús de Nazaret nace y muere de la ciudad, se desplaza con su familia como un refugiado político huyendo de un genocidio Es galileo y como tal no de él no se puede esperar nada bueno, como de tantos barrios periféricos hoy. Es juzgado injustamente y condenado como un anti-sistema. Las periferias son un ecosistema privilegiado para la experiencia de Dios, son el reverso de la historia desde donde se nos urge a una humanidad y un mundo nuevo.