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04.10.2013

Jornada Mundial por el Trabajo decente

Como cada 7 de octubre, hoy se lleva a cabo una Jornada Mundial de reivindicación del trabajo decente. Jornada que expresa la tarea cotidiana de lograr condiciones decentes de trabajo.

Trabajo decente que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) tiene como objetivo social fundamental desde 1999, luchar con todo el empeño para caminar hacia una sociedad más justa y decente. En el año 2000, Juan Pablo II expresaba su apoyo a esta iniciativa. Posteriormente, Benedicto XVI en “Caritas in Veritate” (nº 63) “… un trabajo que sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer”.
El Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera de Bilbao se suma a esta jornada y promueve una acción en su página web solicitando que cada uno escriba una idea: “lo que significa el trabajo decente para ti”. Todas las aportaciones recogidas serán enviadas al Parlamento Europeo.
Por otro lado, el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos ha elaborado un documento, para hoy, en el que destaca que, en el ámbito mundial, hay pocos indicios de que se ponga fin a la crisis del empleo. “Esta crisis –explican- ha acelerado la presión sobre los salarios y las condiciones de trabajo, y ha aumentado la brecha de las desigualdades”. Según datos de OIT, más de 200 millones de menores se ven obligados a trabajar como esclavos. Desde 2008, se han perdido cerca de 50 millones de empleos; 205 millones de personas viven sin empleo en todo el mundo y otros 870 millones —la cuarta parte de los trabajadores de todo el mundo— trabajan con empleos precarios, cuyos ingresos no les permiten superar el umbral de la pobreza en sus hogares.
El texto también resalta que en Europa la tasa de desempleo es del 11% y los empleos precarios alcanzan ya el 20%, según datos de Eurostat. “El desempleo juvenil (22’8%) es alarmante y los mismos jóvenes piensan que no hay futuro para ellos” y prosigue, recordando que la solución para lograr la justicia social pasa hoy por abordar el tema del trabajo digno de manera urgente. “La consecución de la meta del trabajo decente en la economía globalizada, requiere la adopción de medidas en el plano europeo e internacional”. Concluye haciendo un llamamiento “a nuestras Iglesias particulares y nacionales, y a la ciudadanía en general, para que tomemos conciencia y nos comprometamos en defender la dignidad humana; es el momento de la participación, de la política, de la responsabilidad. Los trabajadores y trabajadoras del mundo entero hemos de alzar la voz reclamando el derecho a un trabajo decente y a una vida decente. Hemos de reivindicar, desde nuestros movimientos y organizaciones, una economía al servicio de la persona, un trabajo decente y condiciones de vida dignas para todas las personas y familias”.