El delegado de la plataforma apostólica territorial de Loiola describe al P. Arrue como “profeta para la Iglesia, un hombre de diálogo en la Iglesia, que fue en avanzadilla en la Iglesia abriendo espacios de límite y de frontera, un hombre con un profundo sentido de Iglesia. Muy de la espiritualidad ignaciana con un gran sentido de pertenencia y servicio eclesial». A su modo de ver fue de una «gran fidelidad a lo que él creía que era el mandato de la Iglesia a través del Concilio”.
El responsable de abrir el proceso y de supervisar la recogida del material es el cardenal Angelo de Donatis, vicario del Papa para las cuestiones religiosas de Roma, ya que el Padre Arrupe falleció en Roma.
Uno de los legados más importantes del P. Arrupe fue el Servicio Jesuita a Refugiados.
En 1973 nombró al entonces sacerdote Jorge Mario Bergoglio superior provincial de los jesuitas en Argentina. Más información en la página web sobre el Padre Arrupe.