Ni siquiera el frio siberiano ha podido con las feria de San Blas de Abadiño. A lo largo de la mañana, numerosas personas han acudido a festejar el día del santo, participando de las eucaristías y disfrutando de la «ferixa». Muchos devotos de nuestra diócesis y de lugares limítrofes, han realizado la visita a San Blas, en la iglesia de San Trokaz.
Eneritz y sus padres han acudido «como todos los años» a bendecir los cordones en la misa mayor y a «comprar la torta de San Blas». Su intención era la de marcharse antes de anochecer, «porque ni siquiera los guantes y los gorros nos calientan demasiado hoy», decían. Ciertamente, la zona de Durangaldea ha amanecido más blanca y helada que otras comarcas de los alrededores.
La misa mayor, presidida por mons. Iceta, se ha celebrado a las 11h. El obispo, ha destacado en su homilía algunos retazos de la biografía de San Blas y su gran fe, que le supuso «dar la vida por sus ovejas». Le torturaron y le cortaron la cabeza pero «alabó al Señor» hasta el último instante, ha recordado Iceta.
San Blas fue médico y muchas personas acudían a solicitar su ayuda. La tradición ha perdurado hasta nuestros días y aún se sigue creyendo en su intercesión «para los males de garganta». El obispo ha enlazado el lema de Manos Unidas referido a la salud como derecho universal, con la conmemoración. «Porque – ha dicho-, mientras en Europa hemos erradicado muchas enfermedades, en el mundo, siguen muriendo millones de personas a consecuencia de la malaria».
El prelado ha manifestado que el cordón bendecido debiera servir para «recordarnos a todas las personas que están muriéndose de hambre y de sed».
03.02.2012
La bendición de San Blas
La iglesia de San Trokaz, en Abadiño, ha sido el escenario, un año más, de la fiesta litúrgica en honor a San Blas. El obispo ha presidido la eucaristía de las 11h. y, ante un gran número de feligreses, ha recordado la figura del santo.