La entronización submarina de la Virgen de Begoña, en el Museo Marítimo

La historia de la entronización se remonta al 15 de septiembre de 1963. Ese día, el club de buceo CEVAS ayudado por otras organizaciones, entronizó una escultura en bronce de la Virgen de Begoña, a 12 metros de profundidad, en San Juan de Gaztelugaxe.
La idea partió de Juan Marra, de origen italiano, gran aficionado al submarinismo y conocedor del “Cristo de los abismos” (Génova, Italia) y del grupo de buceadores que tras el trágico accidente que se saltó con la muerte de tres compañeros, quisieron levantar un monumento en recuerdo de cuantos fallecieron en el mar. Ahora es su hija, Anna Marra, quien ha recogido el testigo y se dedica, con ilusión, a preservar y difundir su legado.
La imagen de la Virgen de Begoña mide 1,20 metros de altura y pesa casi una tonelada. Periódicamente se le realizan limpieza y puesta a punto. La obra fue hecha por el reconocido escultor Joaquín Lucarini, en bronce al manganeso.
Con motivo del 25º aniversario de la entronización, el club CEVAS encargó al escultor Leonardo Lucarini (hijo del anterior) una copia de la virgen con el fin de dar a conocer la imagen sumergida a quienes no puedan visitarla directamente por encontrarse sumergida. La imagen está expuesta en la iglesia de los PP Franciscanos de Bermeo. Para el 50º aniversario, se organizaron numerosas actividades, celebraciones y una ofrenda floral.
Otras Imágenes
Existen varias imágenes a lo largo del mundo en el fondo del mar. El Caso del Cristo de los Abismos en la riviera italiana es el que inspiró a Juan Marra para colocar la imagen de la Virgen de Begoña, en San Juan de Gaztelugatxe. Además, existen otros como el “Bien Unido” (Filipinas 2010), donde se instalaron imágenes religiosas bajo el mar, con el objetivo de desalentar la pesca ilegal en la zona, dañada por la dinamita y el cianuro o el Museo Subacuático de Cancún, con más de 500 esculturas a tamaño real.