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08.02.2011

“La historia oral sirve para la inclusión social”

La profesora argentina Laura Benadiba y el archivero catalán Lluis Úbeda, impartieron ayer un taller y una charla sobre las fuentes orales dentro del ciclo organizado por el Archivo Diocesano y el Centro ICARO. Ambos profesionales pertenecen a la asociación “Otras Memorias”, que surgió el año pasado en Argentina con el objetivo de abrir espacios de reflexión con respecto a la utilización de la Historia Oral en diferentes ámbitos.

Laura y LLuis hablan con el conocimiento que han adquirido tras trabajar a lo largo de los últimos años recopilando documentos históricos, archivándolos y divulgándolos. Han recorrido muchos kilómetros compartiendo las historias y relatos recogidos, pero una de sus mayores preocupaciones es “la de reducir la brecha existente entre la investigación y la docencia”.
Laura Benadiba está convencida de que la enseñanza debe aportar al desarrollo de una conciencia histórica que permita la formación de ciudadanos “conscientes, críticos y participativos”. Ciertamente, la práctica, le está dando resultados favorables “porque los alumnos cuando ven y escuchan historias reales, se implican más y se acortan las distancias”. Lluis explica que la Historia Oral acerca a profesores y alumnos a las fuentes primarias de la “propia historia regional”.
La metodología que aplica en sus clases Laura Benadiba, trata de hacer una reconstrucción del pasado utilizando las nuevas tecnologías. Tiene grabadas más de 500 entrevistas en el archivo audiovisual de la escuela y los profesores utilizan a menudo el “campus virtual”.
Historia Oral y compromiso social
Laura y Lluis son unas personas comprometidas con la realidad que les rodea y participan en proyectos solidarios porque entienden que “la metodología de la historia oral, sirve para la inclusión social”. Laura coopera en un proyecto solidario impulsado por el  premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, con los niños de dos aldeas muy pobres de Argentina. Están trabajando juntos desde hace 10 años, y la labor de Laura se centra en grabar las historias diarias de los jóvenes y reproducirlas al cabo de unos años para que interioricen cómo ha cambiado su situación.
Laura ha trabajado también con personas que padecen Alzheimer o algún tipo de demencia, ayudándoles “a contar su historia y así, avivar sus recuerdos”.
La historia oral tiene otros muchos usos. “Sirve para conocer el pasado e intentar transformar el presente”, concluye Laura.