Los obispos de la subcomisión para la Familia y la Defensa de la Vida, en su mensaje, recuerdan que “la Iglesia es consciente de que el amor se debe poner más en las obras que en las palabras, ya que, repetir palabras de amor sin que de verdad cambie algo en la vida es un modo de falsearlas”.
Los prelados inciden en que “frente a una idea de un Dios lejano que nos ha dejado solos y al que no interesan las cuestiones humanas, se nos presenta una verdad muy diferente de la cercanía de Dios en todas nuestras cosas, incluso las más cotidianas. San Juan sabe que lo que verdaderamente mata el amor es la indiferencia y revela entonces que ese deseo profundo de amor que hay en el corazón humano tiene una fuente que muchas veces desconoce la persona y que se le puede manifestar”.
Los obispos concluyen el mensaje expresando que el amor a la vida en todas sus manifestaciones “es la respuesta primera al don que todos hemos recibido en nuestra existencia y que nos une por eso en un mismo camino donde Cristo es el dador de vida, precisamente desde la cruz. La respuesta a la acción profética que nos pide el amor de Dios y nos hace colaborar en la construcción de esta sociedad, es una fuerza que exige una verdadera comunión eclesial”.
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