El Día de la Iglesia Diocesana es también ocasión para colaborar con sus necesidades y el sostenimiento de las obras de evangelización y ayuda a los empobrecidos y necesitados. “Tomemos conciencia de que somos piedras vivas, miembros activos de un Cuerpo”, reclama monseñor Mario Iceta.
El gerente diocesano, José Mari Ziarrusta, destaca ante este Día que la Diócesis de Bilbao está mantenida “principalmente” por los fieles que la forman. Con sus donaciones y aportaciones y el trabajo voluntario de más de cinco mil personas, hacen que el proyecto de la Iglesia local sea una realidad. “Las aportaciones y donativos recibidos por la Iglesia de Bizkaia, alcanzan los 22 millones de euros”, de los que 3,3 millones corresponden a la X de la declaración del IRPF.
La Diócesis de Bilbao ha empleado 38,5 millones de euros en 2012, de los cuales el 39% corresponde a la actividad caritativa y misionera.
El coeficiente de autofinanciación del Obispado, con el Seminario Diocesano y las parroquias es del 83%. “El gran reto es el de la autofinanciación total”. La Diócesis recibe 3 millones de euros netos de la X de la declaración de la renta “que sumadas a otras partidas compensatorias, asciende a los 3,3 millones de euros”.
La corresponsabilidad es “imprescindible” para el sostenimiento económico de la Iglesia y por tanto la “transparencia es lo que los fieles deben percibir”, teniendo conocimiento de dónde y cómo se emplean las aportaciones que realizan, explica Ziarrusta.
Alkarkutxa o Caja Diocesana de Compensación
El sostenimiento económico de las parroquias “es difícil” pero ello es posible por la “corresponsabilidad y la solidaridad” que se manifiesta en la Caja de Compensación. Esta cuenta con un presupuesto de seis millones de euros, que se dota, con las aportaciones de las parroquias y cuyo destino “es la sustentación del clero y ayudas a parroquias necesitadas”.
15.11.2013
La Iglesia con todos, al servicio de todos
El obispo, en su carta mensual publicada en la revista diocesana, invita a “rezar por nuestra iglesia local” y dar gracias a Dios por todos los dones y carismas que en ella suscita. Recuerda también que es un día para pedir “humildemente” por la santidad y fidelidad de todos los que la conforman y pide “ser luz y sal para ser anunciadores de la Buena Noticia”.