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11.01.2012

La mirada de Haití

Después del terremoto del 12 de enero de 2010, más de 600.000 personas siguen desplazadas en los campamentos, en Haití. Viven en condiciones muy precarias, poniendo en peligro su seguridad sanitaria. Tres diócesis fueron especialmente afectadas por el terremoto: Puerto Príncipe, Jacmel y Anse-à-Veau/Miragoâne. En ciertas áreas, más del 90% de las casas fueron destruidas. El año pasado, el cólera mató a cerca de 7.000 personas.

El movimiento sísmico visibilizó aún más la situación de desamparo en la que vivían los haitianos.  Más del 80% de la población subsistía, a duras penas, antes del terremoto y la mitad de los haitianos no sabían ni leer ni escribir.  La dictadura de Duvalier y su ejército saqueó y arruinó el país antes de que ocurriera una de las mayores catástrofes humanitarias de la historia.
La tragedia también hizo presente la generosidad de muchas personas y organizaciones que, hoy en día, prosiguen trabajando en la zona.  Cáritas, por ejemplo, ha implementado numerosos proyectos de ayuda a largo plazo. “La prioridad es la de ofrecer a la población atención médica e infraestructuras sanitarias adecuadas”, explican desde Cáritas Internationalis.
La epidemia de cólera que se desató en octubre de 2010 “continúa amenazando a numerosas regiones del país”. En un año, el cólera se cobró más de 6.700 vidas y afectó a más de 500.000 personas.
En Haití todavía hay muchos frentes abiertos, uno de los retos fundamentales para miles de familias es el de reconstruir sus viviendas.
Cáritas Bizkaia prosigue recaudando fondos y los destina a desarrollar proyectos en la zona. Hasta la fecha, se ha superado el millón de euros. “En concreto se han recogido 1.098.551 €”, detallan desde el Área de Cooperación y Migraciones de Cáritas Bizkaia.
Lanbí Elkartea
Lanbí  Elkartea surgió por la iniciativa de una serie de personas vinculadas a Belatzak Eskaut taldea, de la parroquia de San Ignacio en Portugalete,  que desde 2002 tenían contacto con Haití y realizaban proyectos de colaboración.  Desde el comienzo, el apoyo y contraparte a la ONGD es la Congregación de las Hermanas de la Madre Laura, en Haití.
Pablo Encinas fue miembro del grupo eskaut y pertenece a la asociación. Acaba de volver de Haití.  Todavía está impresionado con lo que se ha encontrado. Tras mes y medio en la aldea Arregy, colaborando en el proyecto de fortalecimiento de una escuela de Primaria en la zona, manifiesta su asombro porque la situación sigue siendo apremiante para miles de personas. “Desde Puerto Príncipe hasta Arregy recorrimos dos horas en coche por unos lugares intransitables.  Pero lo más impresionante es la cantidad de chabolas que divisas en el paisaje”.
Los efectos físicos del terremoto son visibles en la isla pero las consecuencias psicológicas que sufrieron los haitianos perduran. “Tienen mucho miedo. Incluso preguntan ¿dónde te pilló a ti? Algunos piensan que el temblor se sintió en todo el mundo”, explica Pablo.