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28.02.2012

La recaudación de los `Marijesiak´ llega a Bolivia

Un año más, la tradición de los `Marijesiak´ recorrió las calles de Gernika el pasado mes de diciembre. Desde las cuatro de la mañana, de los días 16 al 24, un grupo de personas salió a cantar por la villa foral el novenario que anuncia la Navidad. La colecta realizada el último día, recaudó algo más de 2.200 euros, que fueron destinados a una guardería en Bolivia.

Desde el día 16 hasta el 24 de diciembre, un solista, seguido del coro canta los misterios de la Virgen y de la Navidad por las calles de Gernika. El coro parte de la parroquia de Santa María, a las cuatro de la mañana, y recorre distintos itinerarios, durante hora y media.
Colecta para Bolivia
El último día (24 de diciembre), en la ronda de las ocho de la mañana se realiza cada año una cuestación por algún fin benéfico. El dinero recaudado en la última edición se ha destinado a sufragar un proyecto en Tiraque (Cochabamba-Bolivia). La fundación «Tata-Esteban» se ha encargado de gestionar el dinero en beneficio de una guardería para las mujeres trabajadoras del municipio.
Desde Bolivia
Tras recibir la ayuda, la comunidad educativa de wawakuna ha enviado una carta de agradecimiento con fotografías que muestran “lo que se está haciendo gracias al contacto entre Tiraque y Gernika. Nunca se sabe de dónde personas tan distantes encuentran una manera de unirse para caminar hacia la reivindicación de una vida más digna, -continúan- estamos muy agradecidas y agradecidos pensando en todo el esfuerzo que habéis hecho para conseguir los fondos que nos habéis enviado; nos sentimos muy apoyados y saber que hay gente que vive nuestro sueño es muy motivante”.
La guardería wawakuna (niños y niñas) está compuesta por los niños y las niñas, las familias, las becarias que llevan los grupos y maestras voluntarias locales y de Chile, Navarra y Estados Unidos. “Todos y todas, grandes y mayores hemos trabajado para aprovechar los fondos que hemos recibido, con mano de obra voluntaria, los padres y madres con el trabajo más duro, pico y azada en mano; las voluntarias, las maestras manteniendo a los niños y niñas seguros mientras todos trabajaban y algún padre más animado, haciendo los trabajos de luz y fontanería”, detallan.
Con lo recibido han adquirido, sobre todo, material para pintar las paredes, “que estaban sucias de haber vivido animales porque los ratoncillos se colaban en los estantes con cortinillas». Han comprado también material pedagógico de todo tipo, disfraces, instrumentos autóctonos pequeños, mesas, sillas, plantines, vajilla, cubiertos (que en una guardería son pedagógicos).
La carta concluye explicando que el resultado, aunque humilde, es suficiente para que las wawas (niños y niñas), “puedan estar en un espacio que estimule su aprendizaje en forma segura y, sus madres y padres puedan asistir a su trabajo sin exponerlos a los riesgos que acarrea dejarlos en casa o incluso llevarlos con ellos al campo”.