“La recogida del patrimonio inmaterial es más necesaria que nunca”

Un nutrido grupo de personas participó en las jornadas sobre patrimonio que se desarrollaron ayer en Markina-Xemein. La primera intervención, del arqueólogo Iñaki García, se refirió a las primeras aldeas medievales “que se fueron asentando a partir del siglo VII”. Una de esas aldeas es la de Iturreta que “se ocupó entre los siglos VIII-IX”. Las casas de las aldeas se construían con madera y la iglesia de piedra “porque era el edificio económico referente de la comunidad y allí se almacenaban los cereales”. Comenzaron también a construir los cementerios junto a las iglesias “ya que allí se materializaban las relaciones de vecindad”, explicó Iñaki García.
En la ermita de Iturreta, concretamente, apareció una estela funeraria escrita en latín en la que se hace referencia a una persona llamada Munio, “un nombre muy corriente en la época a la que nos referimos”, según el arqueólogo.
A partir de los siglos XI-XII cambió la organización de las aldeas y las iglesias se convirtieron en ermitas que “dejaron de administrar sacramentos”. El abad de Ziortza, se apropió de las iglesias de los alrededores, y “también de la de Iturreta”.
Las ermitas de Bizkaia
La etnógrafa de Labayru, Gurutzi Arregi, disertó sobre el estudió que realizó “hace ya 28 años” sobre todas las ermitas de Bizkaia. A lo largo de los últimos siglos se han contabilizado unas 800 ermitas en Bizkaia, “hoy en día perviven unas 500”, según los datos que maneja la etnógrafa. La ermita era un edificio sagrado cuya actividad estaba sustentada por una religiosidad de carácter popular. Arregi explicó que hay ermitas con características diferenciadas, “las ermitas humilladero (errendie en euskera); las limosneras (santutxuak) que se ubicaban junto a una ermita principal; las ermitas construidas cerca de las casas torre, sin culto; los eremitorios (sin vecindario); las ermitas pastoriles y, por último, las vecinales (las más comunes)”. La ermita de Iturreta mantuvo las características de estas últimas. “Antiguamente estuvo bajo la advocación de San Juan Bautista y posteriormente, de San Cristóbal”. Se cree que, posiblemente, junto a la ermita de Iturreta, hubo una casa de seroras o beatas.
Las cofradías
Gurutzi Arregi se refirió, en su intervención, al importante papel que tuvieron las cofradías en el mantenimiento del patrimonio, y en este caso, de las iglesias que más tarde se convirtieron en ermitas. “Iturreta fue en su día parroquia y en el pórtico de la iglesia todavía pervive un banco singular en el que se sentaban las autoridades y el presidente de la cofradía”.
Las cofradías eran asociaciones vecinales que giraban en torno a una ermita, “solían disponer de un monte comunal que utilizaban para fabricar carbón vegetal, recoger helechos para la cama del ganado…”. Los cofrades que tenían foguera se reunían para “dar cuentas y elegir tanto al Basazain (el que cuidaba el monte), y al mayordomo (el que mantenía la ermita)”, explicó Gurutzi.
Poco a poco los cofrades se fueron agregando a los concejos, pero sin perder sus derechos. “Tuvieron varios litigios con los ayuntamientos ”.
Gurutzi Arregi se lamentó de la transformación tan rápida y a veces “angustiante” de la sociedad, porque “los testigos se están muriendo” y la “recogida del patrimonio inmaterial es más necesaria que nunca» para que toda esa información llegue a las nuevas generaciones.
La sesión de ayer finalizó con las ponencias de Alberto Santana, del Servicio de Patrimonio Cultural de la Diputación Foral de Bizkaia; del arquitecto Eduardo Felipe y del alcalde de Markina-Xemein, Juanjo Txurruka.
Proyección en el Arkupe
Continuando con las jornadas que comenzaron ayer, hoy, presentarán en el Arkupe de Markina-Xemein,  la campaña de difusión del patrimonio. A partir de las 21h., un grupo de música amenizará la proyección de las imágenes e ilustraciones sobre las ermitas de San Cristóbal de Iturreta, Santa Marina de Illoro, Santa Cruz de Etxarte y San Jacinto de Atxondoa.
Las jornadas finalizarán el próximo domingo con una marcha montañera, guiada, por las ermitas con bóveda de madera de Markina-Xemein.