José Antonio Retolaza, creador, director y promotor del método ‘kili-kili’, falleció el pasado 12 de marzo. Han sido numerosos los reconocimientos que ha recibido en diversos lugares por su generoso trabajo a favor del euskera. El Instituto Labayru también ha querido recordarle y para ello ha publicado en su boletín detalles sobre su vida y ha repasado los hitos más importantes en su relación con la institución.
Tras cursar el bachiller, estudió peritaje comercial en la Escuela Comercial de Bilbao. En 1947 ingresó en el Seminario de Vitoria, a la edad de 18 años. Entonces comenzó a estudiar de nuevo el euskera, que lo tenía prácticamente olvidado, con la ayuda de las gramáticas de Zamarripa y López-Mendizabal.
Misa en euskera
El año 1957, recién ordenado sacerdote, le enviaron a Arrazola. Allí, gracias a su iniciativa, se celebró la primera misa en euskera. No fue el joven sacerdote José Antonio quien la celebró, pero sí uno de los que promovió dicha celebración. Los sacerdotes o clérigos que ejercían su ministerio bajo el ritual de la Iglesia de Roma todavía no podían celebrar la misa en euskera, sólo lo podían hacer en latín. Posteriormente, el Concilio Vaticano II (1962-65) abrió las puertas a la posibilidad de celebrar la misa en la lengua vernácula. El celebrante de esa primera misa fue D. Francisco Ballester Viú, sacerdote melquita. Era natural de Mallorca, pero en esa época residía en Bizkaia. Fue director en un centro de Derio durante una temporada en la década de los sesenta, y profesor en el Seminario de Derio, impartiendo las asignaturas de griego y literatura.
Fue el 21 de junio de 1959 cuando se celebró esa primera misa en euskera. El Obispo D. Carmelo Echenagusia da cuenta de ese acontecimiento con todo lujo de detalles en su libro ‘Euskerea nire bizitzan’. “Para nosotros fue extraordinario y nos provocó una gran alegría el hecho de que el señor Ballester Viú celebrara la misa en euskera en Arrazola, a las faldas del Amboto”.
01.04.2014
Labayru recuerda a José Antonio Retolaza
Labayru recuerda en su último boletín electrónico a quien fuera colaborador del Instituto. Entre otras cuestiones, informa sobre la relación que mantuvo Retolaza con el organismo diocesano durante muchos años. Impulsó los cuadernos de euskaldunización kili-kili, los cuales se utilizaron como soporte en los cursos de verano organizados por Labayru en Derio. Asimismo, el verano de 1993, dentro de estos mismos cursos, se le rindió un homenaje por el ingente trabajo realizado a favor del euskera.