“Lo importante del Catecismo es conocerlo, valorarlo para poder vivir y transmitir”

Justo antes de iniciar su charla, hablamos con él:
25 años de Catecismo. ¿Qué supuso entonces y qué hoy en día?
Luis Casado: Un regalo del Espíritu Santo, porque es el fruto ubérrimo y primero, aunque tardó unos cuantos años, un fruto muy rico del Concilio Vaticano II. Lo importante es conocerlo, valorarlo para poderlo vivir y transmitir.
Hablamos de un libro de fe para todo el mundo
L.C.: Para todo el mundo, incluso para los no creyentes. Puede haber personas no creyentes que tienen inquietudes y que buscan la verdad; son gente de buena voluntad y buscan la verdad, Y como en el Catecismo, lo mismo en Sagrada Escritura, hay montones de textos de los santos padres, de los grandes escritores, teólogos, moralistas, pastoralistas, etc. Pues uno puede ahí recibir la luz, aparte de que si va con buena voluntad, también el Espíritu Santo actuará.
Un camino con cuatro etapas (Profesión de la Fe, Celebración del Misterio Eclesiástico, Vida en Cristo y Oración cristiana) ¿hay alguna más importante?
L.C.: Se complementan; es una unidad y eso lo recalca mucho el Papa Juan Pablo II. Comenzaría por decir para tener una buena formación cristiana, rica en contenido y que se pueda transmitir lúcidamente e incluso atractivamente necesitamos, primero de la oración, después de la formación y después del compromiso, Sin eso, poco se podría hacer.
A su vez es instrumento de Evangelización
L.C.: Totalmente, y es el libro por antonomasia para ilustrar a los mismos obispos, que son los principales catequistas, a los sacerdotes que tienen que predicar, sobre todo a través de la homilía, ejercicios espirituales, consejos pastorales, en la dirección espiritual, en el confesionario; para los padres de familia que deben ser los primeros catequistas, para todos los hermanos en la fe que quieran progresar en ella.
¿Cómo tiene previsto el desarrollo de la conferencia?
L.C.: Voy a contar, aparte de la historia, el contenido y después hacer una llamada cariñosa pero sentida para que el que no lo tenga (el Catecismo) que lo compre, por lo menos el compendio; lo lea y después se anime a vigorizar hoy la fe y transmitirla con valentía, con elegancia, con cariño y perseverancia.