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17.05.2013

“Los mayores, memoria viva de amor y entrega”

Aunque inicialmente las previsiones meteorológicas eran pésimas, al final las marchas de la mañana y la tarde del Gesto Diocesano de Solidaridad 2013, celebrado ayer viernes, transcurrieron sin lluvia y sin frío por las calles de Bilbao.

Más de dos mil personas se dieron cita a lo largo de la jornada para participar en esta acción convocada por la Diócesis de Bilbao. Con el lema “Nos sostienen. ¡Reconócelo! Eskertu eta babestu!”, el Gesto Diocesano de Solidaridad se ha centrado este año en la realidad de las personas mayores, que constituyen un numeroso grupo en la sociedad y en la Iglesia.
El acto de la tarde, consistió en una marcha que partió de la plaza Moyua y concluyó y llenó la iglesia de San Nicolás, de El Arenal. Allí, el periodista de Radio Popular, Juanma Jubera y el vicario general, Angel Mª Unzueta, presidieron y dinamizaron la ceremonia, ante varios cientos de asistentes. Además, el responsable de Bizian Gora-Vida Ascendente, Aita Martzel Andrinua, recitó unos bertsos que sirvieron de broche final al Gesto.
Ddurante su intervención, el obispo destacó que el respeto y cuidado que una sociedad dispensa a sus mayores constituye uno de los principales indicadores de su grado de bondad, progreso y madurez y que todos debemos hacer un esfuerzo para que la crisis no suponga un deterioro en su atención y para que su dignidad sea siempre promovida y respetada. “Ello supone –explicó- el reconocimiento efectivo de derechos fundamentales, en este caso, a las prestaciones sociales que necesiten, a la asistencia sanitaria de calidad, así como a una pensión adecuada que les permita vivir con dignidad”.
La actual situación de crisis, ha hecho que también en las personas mayores se evidencien sus consecuencias. Los ha hecho más vulnerables, padeciendo, a su vez, limitaciones y recortes en las prestaciones y servicios que reciben. “A pesar de ello, los mayores, en este tiempo, -destacó mons. Iceta- se han convertido para muchas familias en fuente del sustento diario y ayuda indispensable para no caer en el ámbito de la pobreza y la exclusión social. Además, constituyen para la familia y la sociedad una memoria viva de amor y entrega, fuente de experiencia probada, sabiduría aquilatada con el paso de los años, fundamento de progreso y bienestar del que ahora nosotros disfrutamos, ejemplo de ayuda y apoyo a otras personas que sufren por motivos muy diversos”.
El lema elegido para este año “Nos sostienen ¡Reconócelo! Eskertu eta babestu!” ha querido poner en evidencia tanto lo que aportan en el día a día como lo que han ido construyendo a lo largo de su vida. “Queremos reconocer y agradecer su magnífica e indispensable contribución en los ámbitos en que se desenvuelve nuestra vida familiar, social y eclesial. Así mismo debemos comprometernos en que no se sientan ni se encuentren solas o abandonadas, sino acompañadas, queridas y cuidadas”. El obispo también incidió en su mensaje en que a pesar de la crisis, debemos esforzarnos por mantener los servicios sociales adecuados, en este caso, aquellos que afectan de modo particular al cuidado y tutela de las personas mayores. “Debemos recordar –dijo- que la persona constituye el centro y el fin al que se dirige toda actividad, también la económica, si queremos realmente construir una sociedad que promueva y respete la dignidad humana. En palabras de Benedicto XVI, “el primer capital que se ha de salvaguardar es el hombre, la persona en su integridad, pues el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económica social” (Caritas in veritate 25).
Y concluyó su intervención, agradeciendo a quienes han dado lo mejor de sus vidas en la construcción de los pilares fundamentales de nuestra sociedad sobre los que se han forjado el progreso y bienestar que las generaciones más jóvenes podemos disfrutar. “Hoy queremos reconocer y agradecer de corazón vuestra entrega y recoger el testigo de vuestro empeño por construir una sociedad y un mundo justo y en paz, a la medida de la dignidad humana, con el compromiso de tutelar de modo particular a los más débiles y pequeños, que constituyen los preferidos de Dios”, concluyó.
Con los jóvenes
Por la mañana tuvo lugar la marcha de los más jóvenes. Partió de Gran Vía, frente al palacio Foral y concluyó en el kiosko de El Arenal. Más de 1.500 escolares tomaron parte en ella: Amor Misericordioso, Askartza, Artxandape, Avellaneda, Ave María, Begoñazpi, El Pilar, Centro Somorrostro, Colegio inglés, Escolapios, La Merced, San Fidel y Urdaneta, fueron los colegios, tanto diocesanos como de Kristau Eskola, que participaron.
El obispo, en el Kiosko del Arenal, ante los escolares presentes, se refirió a la importancia de “los más mayores” poniéndoles como ejemplo los árboles que les rodeaban. Los mayores son las raíces y ellos, los más jóvenes, las hojas, que no tendrían sentido sin el resto del árbol.
Los escolares entregaron unas “medallas” elaboradas por ellos mismos a los aitites y amamas que allí se encontraban en representación de todos los demás. Un gran abrazo colectivo entre los asistentes y un aplauso general a los mayores pusieron fin al acto de la mañana. El aplauso volvió a sonar fuerte al final del acto de la tarde-noche.