La solidaridad interparroquial no es un concepto abstracto en la diócesis de Bilbao. Tiene un nombre propio y un mecanismo concreto: Alkarkutxa.
La Caja Diocesana de Compensación, que cumple más de 50 años, es el principal instrumento de corresponsabilidad que garantiza que ninguna parroquia se quede atrás. La recién publicada Memoria 2024 desgranan el funcionamiento de este sistema, que permite que «más de la mitad de nuestras parroquias puedan subsistir gracias a la solidaridad de las parroquias más fuertes», como señalan desde el equipo con Mónica Gortazar a la cabeza.
El modelo se basa en una redistribución clara. 131 parroquias son receptoras netas, un dato que refleja la realidad socioeconómica del territorio. Esto se debe a que «127 parroquias tienen una aportación neta a la Caja de Compensación porque están situadas en una zona de amplia población y/o en una zona de alta renta disponible». El resultado es que «de esta forma, se asegura la acción pastoral en todo el territorio de Bizkaia«.
Un sistema progresivo y equilibrado
La solidaridad se teje a través de dos sistemas principales por los que todas las parroquias contribuyen, con un sistema diseñado para ser justo. «Una de las formas de aportación de las parroquias a la Caja de Compensación es en función de sus ingresos, en una escala progresiva, por lo que cuantos más ingresos ordinarios, más se aporta«, explican. Este mecanismo, que puede llegar al 40% para las de mayores ingresos, no supone una carga asfixiante porque, «como, en general, las parroquias son muy sobrias en sus gastos, esos mayores ingresos, menos la aportación a la Caja, son suficientes para su desarrollo normal».
Con estos fondos, Alkarkutxa logra uno de sus objetivos primordiales: «Que todos los agentes pastorales, sacerdotes y laicado, tengan asegurado su salario». El año pasado, se pagaron las retribuciones de 244 sacerdotes, 3 diáconos, 26 laicos de pastoral y 19 personas laicas en territorios.
Un criterio compartido
La solidaridad interparroquial va más allá de las nóminas. Un 25% de la aportación por ingresos se destina a financiar obras. En 2024, se realizaron 43 obras en 33 parroquias, con una inversión total de 1,44 millones de euros.
A la hora de decidir las parroquias que recibirán las ayudas se establecen los criterios entre todos los miembros que componen Alkarkutxa. Pueden incluir «la urgencia de la obra, la importancia o el tamaño de la financiación requerida». Es significativo el modelo de financiación pactado: «50% fondos de Alkarkutxa a fondo perdido, 30% del FAI, 5% de subvenciones y 15% de fondos de la propia parroquia«.
Claves de una historia de más de 50 años
Con un presupuesto total de 6,2 millones de euros en 2024, Alkarkutxa se consolida como «el mayor ente de Solidaridad y Corresponsabilidad de la Diócesis de Bilbao». Al cumplir más de cinco décadas, la clave de su consolidación como una «fortaleza» para la Diócesis es clara: «La clave está en que todo el mundo entiende su necesidad para mantener una acción pastoral en todo el territorio de Bizkaia, todas las vicarías participan en sus decisiones y ha habido un buen, regular y profesional funcionamiento en todos estos cincuenta años«.
La Memoria concluye con un mensaje claro: «Alkarkutxa es un mecanismo a proteger y potenciar entre todos y todas».
Medio siglo después de su creación, este sistema sigue siendo la columna vertebral que viabiliza una presencia pastoral capilar y une el destino de las parroquias en un solo proyecto común, demostrando que la solidaridad, cuando es tangible y bien gestionada, construye comunidad.






