El obispo de Bilbao destacó algunas características del mundo actual que “no invitan precisamente a hacernos las preguntas fundamentales de la vida”. Se refirió a algunas de estas cuestiones como el significado de vivir o cómo responder a los deseos profundos y verdaderos del corazón. Seguidamente habló de la “tentación de caer en la mediocridad” conformándonos “con pequeños placeres” como vivir sin un proyecto a largo plazo, la tentación de vivir en lo superficial o “en los vaivenes de las ideologías que nos imponen, en lo que es política o mediáticamente correcto”. Continuó diciendo que “no hemos sido elegidos para esto” porque como dice san Pablo “Dios nos eligió en la persona de Cristo para que fuésemos santos por el amor”.
El prelado se refirió a la reciente Exhortación apostólica del papa `Gaudete et Exsultate´, en la que se nos habla de la santidad “como del proyecto de Dios para cada uno de nosotros”. En este sentido remarcó la santidad que “consiste en vivir cada día en el amor” y que “crece en los pequeños gestos de cada día”.
Pidió para que santos que están en el cielo como San Roque nos acompañen a seguir hacia la meta, cada cual con su vocación. Finalizó su homilía afirmando que el don de la santidad es una gracia de Dios que “debe ser acogida cada día en nuestra vida y debe dar fruto con nuestra colaboración. Es la gracia que recibimos de los sacramentos, de modo particular en la eucaristía”.
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El coro parroquial acompañó la celebración que finalizó con el himno a San Roque.