Mons. Iceta, que acudirá al congreso como representante de la Conferencia Episcopal Española, aprovechará la estancia en ese país para pronunciar varias conferencias en otras Diócesis cercanas como las de Guadalajara y Monterrey.
Humanae Vitae
Mons. Iceta señala que la Encíclica se pensó y escribió en un contexto cultural y social complejo. Por un lado, “toda la cuestión de la revolución sexual, del feminismo que había evolucionado en su tercera o cuarta generación hacia un radicalismo, y ello con un sustrato de pensamiento materialista práctico influenciado principalmente por pensadores como Marcuse».
El obispo señala que, más que de vida humana le gusta hablar de persona humana, que «es el regalo más grande que se nos puede confiar y sin el cual tampoco nosotros podemos desarrollarnos plenamente como personas”.
Familia
En cuanto al futuro de la familia y la cultura de la vida o la muerte el obispo remite al Magisterio de San Juan Pablo II, y por ejemplo, señala que en la Encíclica Evangelium vitae se pueden comprender con profundidad los elementos de estas dos culturas que aparecen solapadas en la sociedad actual. “ Una sociedad que cuida de la familia está asegurando un futuro humano y esperanzador. Una sociedad que descuida la familia siembra un caldo de cultivo de violencia, tristeza y desesperanza”.
Aborto
Mons. Iceta también incide en que las legislaciones de los países a nivel global han ido liberalizando progresivamente la práctica del aborto. “Existe a este respecto una gran amplitud de situaciones». Por otro lado, remarca que asistimos «a un acomodo de la sociedad a la práctica del aborto”. El obispo señala que, actualmente, se considera como algo que «debe ser permitido», y en ambientes occidentales, así como en las políticas de organismos internacionales «llega a considerarse como un derecho ligado a lo que se conoce como salud reproductiva». Concluye el prelado que, ante esta situación «es necesario concienciar del don de la vida humana, también en el estadio inicial intrauterino, que como bien afirma el Papa Francisco en la Amoris laetitia, merece ser esperado, acogido gratuitamente, reconocido como un don inmenso que se nos da y proponer caminos que respeten tanto a la madre como al hijo en aquellas situaciones que puedan resultar problemáticas para la mujer gestante”.