En su carta a la Diócesis para este mes de enero, Mons. Mario Iceta hace mención especial a este importante día que hoy celebramos “En el transcurrir del comienzo del año nos encontramos con la celebración de la Epifanía del Señor, en la que se recuerdan tres manifestaciones de Dios: en Belén, el niño Jesús es adorado por los Magos; en el Jordán es Bautizado por Juan y ungido por el Espíritu Santo como Hijo de Dios; y en Caná de Galilea manifiesta el inicio de su ministerio de salvación transformando el agua en vino en las bodas. Son tres episodios relevantes de la vida de Jesús que transforman profundamente nuestra existencia”. El texto prosigue recordando que en la adoración de los Magos Jesús “se nos manifiesta como el camino para llegar a la plenitud de nuestra existencia. Debemos –dice- ponernos en marcha, como los Magos, para caminar en el discipulado y en la misión que en este discipulado se nos confía. Para ello, en el Bautismo fuimos ungidos por el Espíritu Santo, enviados a proclamar la buena noticia a los pobres, a devolver la vista a los ciegos y la libertad a los cautivos, a proclamar el año de gracia del Señor”.
El obispo, en su texto, hace una llamada a discernir continuamente las llamadas de Dios “para concretar en el devenir de nuestra existencia el modo de llevar adelante la misión que Dios nos ha confiado. Y las bodas de Caná nos recuerdan que el misterio de Cristo es un misterio esponsal, un misterio de amor. El individualismo es lo contrario al amor. El servicio, la entrega, la paz, la misericordia son los frutos del amor”.