¿Cuál ha sido su recorrido antes de venir a Bilbao?
Soy sacerdote diocesano de Toledo. Me ordené en el 2003. Estuve durante cinco años de misionero en la selva peruana, en la prelatura de Moyobamba. Luego, siete años en Roma estudiando Derecho Canónico y Teología. Realicé también un curso de abogado de la Rota Romana de tres años, con especialización en causas de nulidad matrimonial. Otros tres años en el Tribunal Interdiocesano de Lima como vicario judicial. Allí también daba clases en la facultad de teología.
El tribunal de Lima es más grande que el de Bilbao porque atiende a 20 jurisdicciones que no tienen Tribunal. Por ese motivo cada año nos entraban 150 causas nuevas. Era un volumen de causas muy elevado.
¿Qué situación ha encontrado en el Tribunal Eclesiástico de la Bizkaia?
Es más pequeño que el de Lima. El año pasado resolvió 31 causas que es un poco más de lo que llegaba antes del Motu Proprio del papa. Solían ser unas 15 al año de media. Ahora, los procesos son más breves y más ágiles, por lo que son más los que se animan a solicitar la nulidad matrimonial. Esperamos que se dé a conocer en las parroquias el servicio que ofrece el Tribunal, porque muchas veces son los sacerdotes quienes nos envían los casos.
En cuanto a la gente, es muy abierta, muy acogedora y simpática. En las personas que trabajan en el tribunal también veo esa acogida y profesionalidad. Recogiendo el testigo de los que han trabajado aquí antes y que han realizado una gran labor.
¿Por qué considera que hay muchas personas a acudir al Tribunal?
La gente tiene la sensación de que los procesos de nulidad matrimonial son para gente rica, por enchufe y largos. Lo cierto es que un proceso de nulidad matrimonial no tiene por qué tardar mucho tiempo. Lo normal es que dure menos de un año, que es lo que establece el código y el coste es de 700 euros. Incluye el abogado estable que ofrece el tribunal gratuitamente a las partes. De esa manera, si los implicados no quieren tener un abogado propio pueden tener el que ofrece el Tribunal. Si alguna persona demuestra que no tiene recursos, se le ofrece la gratuidad del proceso o una reducción. Muchas de las causas son gratuitas y otras, son con una reducción económica.
