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06.08.2013

“Nos ha servido para cargar las pilas”

Aketza Ormazabal e Iraide Otazua han participado en el campamento organizado por Pastoral Penitenciaria con Bidesari en el monasterio de Ziortza. Ambos se muestran muy contentos por la experiencia que han vivido “porque ha sido muy enriquecedora”. Al igual que los otros cinco mil voluntarios que colaboran en la Diócesis, Iraide y Aketza sostienen que han recibido más de lo que han dado.

Iraide es profesora. Hace un año decidió compartir su tiempo de vacaciones “largas” de verano, con otras personas. Comenzó a ojear distintas ofertas  y descubrió el campamento que organiza Pastoral Penitenciaria con las personas privadas de libertad. Tras pasar el trámite de la entrevista con los educadores de Bidesari se apuntó a vivir una semana “intensa” con otros voluntarios y con los presos. “Me enganchó tanto la experiencia, que al finalizar el campamento me propuse formar parte del grupo de salidas de los fines de semana”. Así comenzó su “aventura” hasta este verano en el que ha repetido la experiencia del Campamento. “Me ha servido para cargarme de energía”, admite.
Aketza ha participado por primera vez en el Campamento de Ziortza aunque su relación con la institución comenzó hace un año. “Decidí hacer un cambio en mi vida y dedicarme a cuestiones sociales”, comenta. Se encontró “por medio de una amiga” con Bidesari y comenzó a acompañar a los presos en las salidas de los fines de semana. El Campamento da continuidad al proceso por lo que conocen bien a los participantes “aunque no es lo mismo estar unas pocas horas con ellos o las 24 horas del día”. Considera que ha sido una experiencia “positiva y enriquecedora”.
Para estos dos jóvenes compartir experiencias de vida con personas que en un momento dado han roto todos los lazos familiares o sociales es una “gran oportunidad” porque en la vida diaria es difícil tener contacto con personas “tan diferentes”. Entienden que es difícil la reinserción para estas personas que se encuentran “arropadas” desde el momento que entran en el proceso pero que una vez salen de la prisión vuelven a encontrarse con situaciones anteriores. Sin embargo se muestran positivos porque las personas con las que compartimos están haciendo un gran esfuerzo para dejar el mundo de las drogas y poniendo lo mejor de ellas mismas para salir.
Día y noche juntos
Iraide, Aketza y los otros tres voluntarios que han participado en el Campamento junto a las personas privadas de libertad y los responsables de Bidesari han compartido las 24 horas del día durante una semana. Su trabajo, por las mañanas, consistía en adecuar las instalaciones del monasterio y por las tardes se dedicaban a visitar lugares del entorno. La noche servía para reflexionar en grupo sobre diversos temas y compartir experiencias en un ambiente distendido y alegre. “Porque sin drogas también se pude pasar muy bien”, resaltan.